Ahora que estoy a 2.000 kilómetros y en plena vorágine de partidos de la Premier me quiero detener un momento y echar la vista atrás. Quisiera hacer un guiño y agradecer públicamente el cariño y el trato que recibí en mis seis anteriores años de radio en mi tierra y, fundalmentalmente, de la última etapa de Ser Deportivos. Y lo hago porque todo terminó de forma abrupta sin tener tiempo ni siquiera para explicarle a los colaboradores qué estaba pasando.
Mi único objetivo es agradecer todo lo que hicieron por mí y el programa. A todos. Fueron varias temporadas y muchos de ellos fueron fijos (ninguno cobró un euro) en sus secciones durante todo el trayecto. Gente que, sin tener porque, me entregaron su trabajo para que yo me beneficiara al poder ofrecer un producto que creo que era bastante profesional. Obviamente no puedo nombrar a todos los que en algún momento pasaron por él pero me acuerdo de todos. Hasta la última colaboración.
Mi gente del balonmano: Toni Ruíz y Manuel López. Toni llegó en la etapa de la Ser y jamás faltó un martes. Creció con nosotros y me dejó su amistad. Manuel estaba ya en Onda Cero y se cambió de cadena. Realizó un trabajo espectacular siguiendo a los rivales de nuestro equipo y me encantó su forma de debatir en las tertulias. Una forma distinta de ver el periodismo nos distanció, pero sé que es una persona íntegra, que reconoce errores (qué gran valor éste) y creo que sigue viendo en mi a un amigo.
Nacho Machuca, nuestro fisio particular. También llegó ya en la Ser y creo que fue el más útil para los oyentes. Total disponibilidad, demostrando que es un tipo bestial. Una buena persona a la que conocí cuando preparaba al Antequera C. F. y desde el principio hubo sintonía total.
Mi amigo Luque. Empezam

Rafa Martin, fue el último en llegar. Todo dedicación, me quedo en su caso con un detalle posterior a su trabajo (que fue brillante). Cuando todo terminó mi antigua empresa le siguió ofreciendo (sin pagar, claro) que colaborara con el programa. Se lo pensó y dijo que no. Le tendría el mismo cariño de haber aceptado, pero me demostró que era verdad lo que pensaba de él.

Mis futboleros. Pepe Muñoz es la persona con unos principios más sólidos que ha pisado la radio. Así de claro. Un tío que va de frente. Nunca olvidaré que cuando vinieron mal dadas siguió su línea recta. No pretendía hacer amigos y seguramente se ganó algún enemigo por ir con la verdad por delante y soltarla delante de un micro. Como me identifico mucho con ese carácter, siempre lo tendré con un gran amigo. Es la típica persona de fiar, hasta en el momento más crítico que puedas imaginar.
La amistad con Gonzalito viene de mucho más atrás y no convendría recordarla porque se me pone meláncolico. Él fue el que me convenció para llevar prensa del Antequera C. F. en su año más glorioso (2008/09) y quién me presentó a Manolo González. Otro que estuvo en su sitio. Sus tertulias quedarán para la historia. Siempre me echó un cable y nuestras interminables charlas por teléfono nos unieron para siempre.
Que no se me pase. Antes de hacerse profesional del fútbol, también tuvimos a Vicente Ortiz. Solo había que escucharnos hablando para entender el feeling que había. Un currante maltratado por maleantes y sinvergüenzas del fútbol, al que el tiempo dio la razón. Me enorgullece tener un amigo tan meticuloso. Le admiro y le sigo.

Carretero es caso aparte. Por ser familia y porque debería dedicarse al periodismo de forma profesional. Fue el que dio más caché al programa y los viajes por media España aquella temporada son de las mejores experiencias que he vivido hasta este momento. Como lo tengo muy cerca, sé que sabe lo que pienso de él.
Y he dejado para el final a mis dos manos en la radio: Ontiveros y Manolo.

Lo del primero es alucinante. Creo que fueron cinco temporadas completas entrando casi a diario para hablarme del balonmano. Me fijé en él tras su etapa como segundo entrenador del club y no he tomado una decisión mejor en mi vida profesional. Cinco años dan para hartarte de todo, pues él jamás lo hizo, con la misma pasión desde el primer día hasta último. Ojalá le pueda algún día devolver su sacrificio, pero lo veo imposible. Cuando no era fácil ser mi amigo, estuvo más a mi lado que nunca y siempre llevó con orgullo su colaboración, a pesar de las tormentas. Ante alguien así, me quedo sin calificativos.

Y Manolo estuvo toda la etapa de la Ser. Es el padre de mis ‘sobrinos’, o sea, mi hermano. Para que lo entendáis, una de las pocas personas del mundo por las que me metería en un quirófano a donar un órgano (los que me conocen saben de mi cariño por las agujas). Lo dio todo, sin recibir nada. Vivió minuto a minuto la radio por dentro en sus años allí, no sabéis hasta que punto. Él aguantó al presidente que me quiso agredir en una rueda de prensa. Si su aportación profesional fue increíble, la personal la supera por goleada. Fue el gran descubrimiento. En la vida dicen que los amigos de verdad se cuenta con los dedos de una mano, así que solo podré tener cuatro más. Sé que esté donde esté él y, sobre todo, esté donde esté yo, lo tendré siempre.
Sé que esto no os devuelve las horas que me habéis entregado y que muchos lo volveríais a hacer encantados pero yo (aunque mi empresa no lo hiciera) sí quiero que sepáis que estoy en deuda con todos, que vuestro trabajo, para mí, no cayó en saco roto. Y que nunca me olvidaré de quiénes sois y de cómo sois.
Gracias.
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