EL CENTRAL DE REGIONAL

https://minuto111.wordpress.com/2015/10/27/el-central-de-regional/

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Todos conocemos a un central que juega en categorías regionales, pero no todos conocemos “El Central de Regional”. En todos los equipos hay defensas centrales, pero no son lo mismo. Para ser El Central de regional, hay varias cosas que son incuestionables.
La premisa número uno es clara: El Central de Regional juega siempre. No hay excusas, ni lesiones, ni bautizos. Él no conoce lo que son los cambios de hora de partido, ni los horarios del trabajo. El Central de Regional siempre juega. Y lo más bonito de todo es que juega porque él quiere, porque el entrenador lo necesita, porque lo pide el equipo y lo adora el público. No hay discusión alguna. El equipo está conformado por él y diez más. Se lo ha ganado a pulso.
Una de las razones por las que se ha ganado esta benevolencia, es porque El Central de Regional no conoce el dolor. De hecho, no hay duda que su limbo de sufrimiento en comparación con el resto de los humanos está por encima de lo común. Puede tener un dedo dislocado, una cicatriz, la nariz sangrando o una herida profunda. Siguen jugando. Sólo ellos saben lo que sufren, y todos los admiramos. Botas rotas o pantalones agujereados. Siguen jugando
El Central de Regional siempre sale al campo con la cabeza alta, vistiendo esa camiseta que desprende muchas batallas, muchos campos jugados y muchas guerras de domingo. No conoce escenarios dónde achicarse ni campos para esconderse. Cuándo juega en casa, él es el rey, y en campo rival, siente el respeto que el contrincante le tiene.
Una de las grandes características de El Central de Regional, es que trata el balón con destreza encubierta. A ojos de cualquier espectador, parecería un leñero del tres al cuarto, un repartidor de pases a media espinilla, un lanzador experto de balones por encima de la verja del campo. “Ay! Cuántos balones ha perdido El Central de Regional!” se oye a veces desde el bar. Pero nada de eso es así.
Cuándo hay un balón aéreo dividido, él grita más que nadie y ese balón es suyo. Siempre. Lo sé yo, y lo saben los 22 jugadores que juegan. Si El Central de Regional chilla, lo mejor que puedes hacer es apartarte, sino quieres acabar viendo pajaritos. En la estrategia ofensiva, sus cabezazos prodigio se convierten en martillos para los rivales. La de goles y puntos que ha dado in extremis! Otra de las grandes facetas de El Central de Regional es que aparecerá siempre en medio de las discusiones dialécticas (o no tan dialécticas) con los rivales; tendrá diálogos desgañitados con el señor colegiado e impartirá justicia propia cuándo considere oportuno. Si hay que impartirla con alguien de la grada, también se pueden compartir un par de impresiones. Para él, la semana ha sido creada con un fin: el partido del domingo a las 12h. Todo lo otro le sabrá a poco.
Lo más curioso de todo, es que esa cara de gruñón, incluso de mala leche dentro del campo, se convierte en el hombre más tierno del planeta cuándo termina el partido. Habría que investigar la capacidad que tiene El Central de Regional de pasarse 90 minutos repartiendo hostias como panes, para cuándo el árbitro pita el final del partido se convierta en un trozo de pan.
Una vez duchado, le podrás ver sentado en la terraza del bar con su cerveza bien fresquita, mientras controla a su hijo que ya hace sus primeros pinitos en el fútbol. Precisamente, en la portería dónde su padre ha conseguido el gol de la victoria. Él bebe otro trago largo y sonríe orgulloso.
Larga vida a “El Central de Regional”.