“La profesionalidad en el fútbol regional”
Estos días, en los que muchos equipos comienzan una nueva pretemporada, me acordé de una frase que un importante personaje del fútbol gallego me dijo hace años en una de las muchas conversaciones que surgen en la grada de un partido cualquiera. La frase era clara y contundente, “el fútbol comienza en tercera división “. Cuando la escuché, tardé unos segundos en reaccionar y entre perplejo, sorprendido y algo molesto le pedí que me argumentara tal afirmación.
Este hombre me hizo entender que lo que quería decir era que la “ profesionalización “ del fútbol empieza en tercera división; esto, lejos de tranquilizarme me enojaba aún más porque él no solo hablaba de “profesionalización” en términos de salarios, instalaciones, afición, historia de clubes, material, recursos, apoyos económicos, etc sino que lo unía a seriedad, compromiso, esfuerzo, dedicación, etc. Desde mi humilde e inexperta perspectiva trataba de explicarle que esos aspectos también existen en el fútbol regional. ¡Cuánta gente conozco que jugando en preferente, primera, segunda o tercera regional lo dan todo por el fútbol! Futbolistas y entrenadores que, en muchos casos sin cobrar un duro, o en el mejor de los casos cobrando dos duros, acuden religiosamente a entrenar, sin excusas, sin malas caras, con ilusión, con ambición, con compromiso, no fallan. ¿Qué en estas categorías hay muchos que no son así? Por supuesto que sí, pero de los maulas no merece la pena hablar; hablemos de los jugadores “profesionales”, de los que merecen la pena, los que se comprometen con un club, con un entrenador, con unos compañeros; entrenadores que dan todo, que pasan noches sin dormir por tratar de solucionar problemas, hablemos sobre estos, que son muchos y poco reconocidos. Personas con sus trabajos, sus ocupaciones, que cogen el coche y se desplazan para jugar al fútbol, por enseñar, por hacer deporte, por competir, por sentirse vivos. Personas que no viven del fútbol, que viven para el fútbol. Personas que dignifican este deporte porque no lo hacen por profesión, sino por diversión pero que en muchos casos actúan como si fuera su profesión. Impagables.
Relacionado con la profesionalización en el fútbol regional  me gustaría expresar que en la figura del entrenador todo esto tiene su lado bueno y su lado oscuro, lo que yo llamo “la buena y mala profesionalización del entrenador de fútbol regional“. Como entrenador, sea de la categoría que sea, debes tratar de tener todo lo bueno de la profesionalidad, todo aquello que dependa de ti, aspectos tales como: el compromiso, la ilusión, la dedicación, la educación, la humildad; todos aspectos que deben traducirse en la planificación de entrenamientos, en la preparación de partidos, en la optimización de recursos a tu disposición, etc. Esto le gusta al jugador, ayuda a que ellos sean más “profesionales“ y se sientan un poquito profesionales, por lo que el jugador por disfrute acabará, en muchos casos, involucrándose más, lo que sin duda, acabará repercutiendo positivamente en el buen hacer del equipo.
Lo que a mí verdaderamente me crispa, y mucho, es la “mala profesionalización“. Entrenadores de categoría regional que exigen a los demás sin exigirse a ellos mismos, que ponen a sus jugadores aficionados una exigencia de profesionales, entrenadores que les dan igual los problemas rutinarios a los que se enfrentan sus jugadores no profesionales, que exigen a clubes cosas alucinantes a estos niveles, entrenadores sin mano izquierda y que presumen de ello, que interpretan la autoridad del cargo como si de un régimen totalitario se tratase. Es en este punto, y solo en este punto, donde estoy de acuerdo con la frase “el fútbol empieza en tercera división“ y mientras no estemos en esas categorías nacionales bien nos vendría a todos analizar el contexto en el que nos movemos para actuar en consecuencia, con un poco de coherencia y sentido común. Es la hostia jugar a ser Mourinho o Guardiola, pero la cruda realidad es que no lo somos y mientras no lo seamos debemos ser personas antes que entrenadores porque si lo conseguimos, sin duda, nos hará mejores entrenadores.
¿Y todo esto a que viene? Pues todo este rollo viene a que es época de verano, que seamos profesionales en lo bueno pero que en lo malo tengamos la suficiente empatía y mano izquierda para no quemar ni cabrear al jugador de fútbol regional con exigencias estúpidas, desfasadas y desproporcionadas en este período de la temporada, donde seguramente haya viajes planificados, compromisos sociales o fines de semana ocupados. En la temporada, donde los partidos valen 3 puntos, posiblemente los jugadores, los grandes jugadores, devolverán en forma de compromiso y esfuerzo la empatía demostrada en estas fechas; y si eso no llega para sumar puntos, tranquilos, no será culpa de haber sido persona antes que entrenador, o mejor dicho, no habrá sido culpa de ser un entrenador que no rehúye de ser persona mientras ejerce de entrenador.
Sonreíd y disfrutad, siempre.