El fútbol según Setién: "Tengo conversaciones con muchos entrenadores y al final sabemos que el dibujo no es lo que marca las diferencias"

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El entrenador del Betis, uno de los triunfadores de la Liga, desvela en primera persona su ideario, su concepto del juego, lo que demanda de sus futbolistas... Su mirada cambió tras ver al Barcelona de Cruyff. Afirma que el dibujo no marca las diferencias.
El fútbol es mi vida. Lo ha sido siempre. El juego, el balón, el césped... Son mis pasiones. Este deporte ha sido el principal significado de mi vida en todos los sentidos desde que era pequeño y jugaba en el patio, pasando por mi época de jugador profesional, mi actual puesto de entrenador en el Betis y creo que será así hasta que me muera.
Siempre he sentido el fútbol a través del balón. Era lo que mamé desde que cogí los primeros balones en el patio del colegio. El balón fue el centro en mi época como futbolista y también lo es ahora. Cuando era jugador, el entrenador me intentaba marcar pautas de conducta según lo que requiriese la situación. Los entrenadores te dirigen y te piden cosas que a veces no entiendes o con las que no estás de acuerdo, como era en ocasiones mi caso. A veces intentaba hacer lo que me pedían y no me salía. En el campo me intentaba mover con libertad, hacer mi fútbol. Fue cuando vi jugar al Barcelona de Cruyff cuando empecé a entender cómo funcionaban realmente las cosas. Aprendí muchísimo con ellos.
Muchos pasos adelante: Racing, Poli Ejido, selección de Guinea Ecuatorial, CD Logroñés, Lugo, Las Palmas y ahora el Betis. Esa es la trayectoria de Setién en los banquillos.
Cuando comencé a entrenar, y también ahora, veía muchas cosas. Muchos conceptos de equipos diferentes. Nunca tuve la capacidad para inventar, así que siempre me he estado fijando en lo que hacían los demás para luego ir incorporando matices propios. Siempre lo hago desde una filosofía de juego que es mía y particular, la misma que se veía cuando jugaba y se ve ahora que soy entrenador.
El modelo de juego lo fundamento principalmente en la conservación del balón, esa es mi máxima. Si tienes el balón nadie te va a hacer gol, salvo que te lo marques en tu propia portería, claro está. Cualquier jugador disfruta mucho más del fútbol con el balón en los pies que corriendo detrás de él. Siempre trato de transmitir unas directrices para que los jugadores sepan que, estando bien colocados y asociándose bien, pueden conservar el esférico durante más tiempo, llegar al área rival con más claridad y por tanto multiplicar las opciones de conseguir la victoria. Si tratas de conservar el balón, todo resultará mucho más sencillo.
Mi modelo de juego se puede implementar en cualquier equipo. Cuando llegué a Lugo en Segunda B me decían que ahí no se podía jugar de esa manera al fútbol. Que los campos no eran buenos y que no había jugadores de calidad para realizar ese fútbol. Es verdad que, teniendo buenos futbolistas que estén dotados técnicamente, la tarea es más sencilla. Jugarás mejor y tendrás más sencillo superar la presión rival, pero a veces simplemente consiste en un buen entendimiento.

EL FÚTBOL, COMO EL AJEDREZ

A veces, a los jugadores les puede costar captar esa idea futbolística. Es lo mismo que me ocurre a mí cuando juego al ajedrez. Muchas cosas me las han explicado mil veces, pero no las entenderé en mi vida. Hay jugadores que les cuesta, que comprenden las indicaciones, pero son buenos en otras facetas. El tiempo pone a cada uno en su sitio. La realidad es que cualquier futbolista que entienda el espacio, el tiempo, las posiciones, todo ese tipo de elementos, luego podrá ser mejor futbolista porque recibirá el balón solo, tendrá tiempo para combinar mejor o para tirar a puerta. No tengo un sistema concreto o preferido. Vamos cambiando según las necesidades del partido. Durante el choque, el dibujo va cambiando mucho. En ocasiones arrancas con cinco defensas entre los que están dos laterales que luego pasan a ser carrileros, en otras estás con dos o tres por dentro... Depende de las situaciones. Influye el tipo de jugador que tengas en ese rato disponible. Puedes tener un sistema para un futbolista, pero se cansa y, si no tienes un recambio natural, debes modificar el dibujo. Tratamos de no tener un sistema definido siempre, sino que prevemos la posibilidad de cambios que puedan alterar lo que se espera de nosotros el rival. En cualquier caso, lo que no cambia es la esencia de lo que tenemos. Esa que nos dice que tenemos que salir desde atrás con el balón, combinar para tratar de llegar arriba con claridad pasándonos la pelota y aprovechando o provocando la debilidad del rival.
Estratega en el tablero del fútbol Apasionado del ajedrez desde que era niño, llegó a jugar contra Deep Blue Júnior y ha escrito varios artículos.
El otro día en el derbi ante el Sevilla vivimos una situación de estas. Tratamos de modificar el dibujo para darle al equipo algo de aire cuando estábamos siendo superados. Yo daba muchos gritos desde la banda, pero nadie me escuchaba. Algún jugador se acerca al banquillo, pero luego tiene que ir dando indicaciones uno a uno y no es sencillo. En el descanso da tiempo y se dejan estudiadas varias variantes, pero luego muchas veces se modifica. Hay fases de dudas. Si jugásemos en un campo vacío, sin gente, el entrenador tendría mucha más facilidad para trabajar pero hacerlo en un partido de esta tensión, es diferente.

SIN DIBUJO CLARO

Tengo conversaciones con muchos entrenadores y al final sabemos que el dibujo no es lo que marca las diferencias. Lo que las marca es el entendimiento que tengan los jugadores para hacer lo que tú les pides para jugar como un equipo cohesionado y equilibrado. Una vez que tú tienes marcadas las pautas de lo que haces habitualmente, el futbolista debería tener una línea estable, pero no es así porque hay muchas cosas que alteran ese devenir como el estado de ánimo, si un jugador falla dos pases al principio y se poner nervioso...
El otro día vimos a jugadores que no suelen errar cómo se equivocaron más veces de lo habitual. Entraron en fase de nervios. Hay partidos y partidos. Todos saben la responsabilidad que tienen, lo que supone un choque de estas características. Hay que tener muchos partidos a las espaldas para que eso no afecte.
En este sentido admiro mucho a los equipos de Simeone porque tienen un compromiso espectacular. Les ves defendiendo y es un espectáculo. Me gusta comprobar cómo sus futbolistas de más talento tienen un alto compromiso a la hora de recuperar el balón. Griezmann roba una cantidad tremenda de esféricos en el centro del campo. No sé cómo un entrenador podría por ejemplo hacerme correr así a mí como jugador tal y como yo me recuerdo que era. Esto es un añadido enorme para un equipo de fútbol. Que tus jugadores más desequilibrantes curren como lo hacen los de Simeone supone un valor diferencial.

EL VALOR DEL FÍSICO

El físico es un añadido en los tiempos que corren porque nadie pensaba que el físico era tan importante para jugar al fútbol. En el pasado hemos visto futbolistas de todos los parámetros: altos, bajos, más gordos, más delgados, más inteligentes o menos... No parecía lo primordial. Escuché a alguien que el fútbol es democrático porque en él encajan todos. Eso es verdad, pero también lo es que los preparadores físicos cada vez han ganado más fuerza y que para competir a un nivel tan alto hace falta ser fuerte.
Trato de rodearme de gente que es mucho más lista que yo en muchas cosas. Quiero a gente preparada que me va a mostrar cosas nuevas en sitios donde no llego. No pretendo ser más listo ni más tonto que nadie, pero siempre es bueno estar rodeado de gente joven que te impulsa de verdad y que te aporta elementos novedosos que luego recoges e incluyes. Todos estamos en el mismo barco, así que cualquier aportación de cualquier miembro del cuerpo técnico hace que todos nos enriquezcamos.

EL BALÓN A LOS JÓVENES

La aclimatación del primer equipo de jugadores como Junior, Francis o Loren ha sido muy sencilla porque ya venían entrenándose con nosotros o incluso algunos habían debutado. Además, el filial tiene un sistema parecido al nuestro. Que se adapten o se pongan al nivel solo requiere que ellos tengan ganas y tú tengas valentía para ponerlos a jugar.
A mí nunca me asustó ponerlos después de lo que veía en los entrenamiento. Ellos llegan con mucha energía y entusiasmo que sirve para apretar a otros futbolistas que llevan más tiempo y han bajado el rendimiento. Hemos tenido mucha suerte, pero ellos se lo han ganado de verdad con su trabajo.
Muchos partidos se deciden por detalles, sin duda tienen una gran influencia en los resultados. Son importantísimos porque te dan y quitan muchos puntos. Puedes ganar o perder por un error absurdo, por un despiste de atención. Pierdes un buen ataque porque un delantero no está perfilado, se le han anticipado a la marca... Existen acciones de segundas jugadas en las que regalas un balón y te marcan. Detalles de este tipo hay muchos a lo largo del partido y tienen una gran influencia en el resultado.

EL POSTPARTIDO

Lo que más trabajo me lleva es analizar todo este tipo de situaciones tras los partidos, suelo anotarlo todo. Durante el choque tengo una idea de cómo ha jugado mi futbolista, pero hay muchísimas cosas que se me escapan. Por eso necesito ver esas imágenes y después comentarlas con el jugador. No por darle una regañina, sino para intentar no repetir después los mismos errores. Lo mismo hago cuando hay algo positivo.
A modo de resumen, los futbolistas que están conmigo tienen que ser prácticos. No me vale que alguien dé un pase de gol si antes lo ha intentado diez veces fallando nueve. Valoro mucho a los futbolistas que son de 90 minutos durante 38 partidos, los que se equivocan poco y los que están siempre centrados.