“El Castilla juega de otro modo, eso perjudica a los chicos”


¿Incendio en la cantera madridista?
Ayer martes, 30 de octubre de 2012, una imagen –Mourinho sentado en rueda prensa- y un titular –“El Castilla juega de otro modo, eso perjudica a los chicos”-  recorrieron las editoriales deportivas de todo el mundo.
Aún, pudiendo haber errado en las formas, considero que José Mourinho acertó en el fondo de su pública y enérgica protesta.
Coincido con el preparador portugués en que un equipo filial debe girar su planificación, estrategia y táctica de juego en las directrices que le marcan sus hermanos mayores del primer equipo.
Rizando todavía más el rizo considero que, desde Benjamines a Juveniles, -todas y cada una de las categorías inferiores que conforman un club- deberían tener como modelo y espejo en el cual mirarse el fútbol que practica el primer equipo.
No se debe a una cuestión inquisitiva, como muchos han tratado de hacer creer, sino a un tema de reducción de tiempos y facilitación del aprendizaje.
Si el objetivo de cualquier canterano y del propio club es que los chicos lleguen algún día a jugar en el primer equipo es evidente y necesario que hay que apostar por un modelo a seguir.
Independientemente del técnico que gobierne en ese momento la silla merengue el patrón a seguir debe ser eterno y perenne.
Sin embargo, dicho lo anterior, me gustaría mostrar mi crispación por la forma que ha tenido José Mourinho en su forma de proceder con respecto a este tema.
Dadas las magnánimas dimensiones del Real Madrid y el señorío del cual siempre han presumido los madridistas considerado que la batuta merengue debe estar dirigida y comandada –a partes iguales – por un técnico extraordinario en lo deportivo y brillante en lo humano.
Nadie duda que José Mourinho sea excelso en sus conocimientos futbolísticos pero considero que no había razón alguna para infravalorar públicamente a unos jóvenes –aunque mayores de 23 años – futbolistas que luchan y trabajan diariamente por defender el escudo de toda una institución.
Recuerden amigos, la ropa sucia se lava en casa.

César Labrandero.

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