INIESTA: La pronunciación del juego de posición.


Oscar Cano Moreno — 
Tratar de definir a Iniesta, elegido mejor jugador europeo de 2012, es un acto que roza la memez. Intentar explicar la complejidad de la sencillez es sentar las bases de la demencia vanidosa, esa cruel dolencia que nos enferma de importancia y mediocridad. Cuando se premia a un jugador de esta magnitud, en realidad se está condecorando al propio juego. Él colectiviza el éxito. Galardonarlo es laurear al balón que se comparte mientras se juega.El jugador manchego del Barça es más que un futbolista. Es el fútbol. Concretamente, encarna el juego de posición mejor que ningún otro. Los conceptos más relevantes del tratado azulgrana se amplifican siempre que está sobre la hierba. Y todo porque él es precisamente el concepto.Como a los que juegan no se les puede describir, pasemos a contar mentiras, tal y como diría la sempiterna canción infantil. Me convertiré en un farsante más durante algunas palabras. Disculpen las molestias.Andrés únicamente pasa cuando sabe que al que se la pasa va a poder seguir pasándola. Así, posibilita libertades a los contiguos y a los alejados. A eso le podríamos denominar “garantizar la continuidad eficiente durante la circulación del balón”. La jugada siempre se construye mejor cuando se tiene presente que el nuevo receptor tiene que seguir originando ventajas.Con el objeto de “movilizar a oponentes, desajustarlos o eliminarlos”, se guarda el balón hasta que persuade a quienes puedan molestar a los compañeros que le circundan. Les hipnotiza, les atrae y se desprende de la pelota solamente cuando ha procurado proporcionalidad entre las conductas de unos y otros. Polariza la atención de varios adversarios para estirar el tiempo y aumentar el espacio a los demás. Así se convierte en un jugador filántropo, dotado de ese altruismo que poseen los que juegan a hacer jugar, los imprescindibles.Se le puede encontrar oculto tras una línea de opositores o adecuadamente perfilado en el lado débil de la misma. Fuera del campo visual de los defensores, se hace evidente cuando se necesita, nunca antes o después. Nunca irrumpe en el espacio del resto, en un fascinante respeto a las capacidades de sus asociados. De esta forma hace que los demás sientan también el juego como suyo. Por tanto, facilita el poder “avanzar ocasionando recepciones provechosas detrás de los que se enfrentan al portador de la pelota”.Se desplaza lateralmente para no quedar nunca sin la perspectiva del todo. Reconoce el momento y el modo de amainar aquellas jugadas construidas de manera convulsa. Permite escalonarse al equipo, regular las distancias entre las partes. Todo un lujo para aquellos equipos que pretendan constituirse alrededor de la pelota.

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