El valenciano Juan Manuel Bernal Moreno permanecerá en la memoria de la UD Melilla durante unos cuantos días. Siete tarjetas amarillas, que desembocaron en dos expulsiones, y una tensa relación con el banquillo terminaron por descomponer a los visitantes.
Los dos jugadores expulsados vieron sendas cartulinas amarillas antes de quedarse fuera del partido. Rubén López se llevó las dos primeras. En el minuto tres, «por derribar a un contrario en la disputa de un balón». Un cuarto de hora después, «por cortar la trayectoria del balón con el brazo, interceptando el avance del equipo contrario».
En el caso de Jonay, el segundo expulsado, sus dos amonestaciones fueron casi seguidas. En el minuto 44 vio la amarilla «por derribar a un contrario en la disputa de un balón». Un par de minutos después, cavó su tumba. «Una vez decreté el final del primer tiempo, se desplazó hasta mi posición en el terreno de juego y formuló reiteradas observaciones y gestos en señal de disconformidad con la actuación arbitral».
El colegiado también se las tuvo tiesas con los integrantes del banco norteafricano. En el minuto 23 amonestó al número 13, Francisco José Verdejo García, «por levantarse de su posición en el banco de oficiales y suplentes con los brazos en alto en señal de disconformidad con una decisión tomada por mí respecto del juego», reza el acta.
El árbitro valenciano menciona también otras dos incidencias. «Una vez decreté el final del primer tiempo se desplazó hasta mi posición en el interior del terreno de juego el delegado de la UD Melilla, Francisco Javier Zamora Andújar, dirigiéndose a mí a viva voz en los términos siguientes «¡Árbitro, te has cargado el partido con la expulsión!», a la vez que hacía gestos de disconformidad con mi actuación, por lo que fue expulsado. Ese trance del final del primer tiempo no terminó ahí. Según consta en el acta, una persona cuya filiación fue tomada posteriormente por agentes de la Policía Nacional y que vestía equipación del Melilla, aunque no figuraba en la relación de licencias federativas entregadas, se internó en el terreno de juego dirigiéndose al trío arbitral en los términos siguientes: «¡Hijos de puta, sinvergüenzas, os habéis cargado el partido, cabrones!», todo ello a viva voz y reiteradamente hasta las proximidades del vestuario arbitral». El inicio del segundo tiempo se demoró 5 minutos sobre el horario previsto debido a la tardanza en la salida del equipo visitante de su vestuario, pese a los reiterados avisos realizados».
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