Buen artículo sobre agentes y representantes del Ideal

«El que tiene padrino se bautiza». El sabio refrán retrata lo que ocurre cada día más en el deporte, sobre todo en el fútbol. Chavales que despuntan son perseguidos por agentes que presumen de buenos contactos con clubes y entrenadores y les facilitan su proyección a cambio de dinero. «Salvo casos excepcionales, es muy difícil alcanzar la élite sin representante», reconocen federaciones, ligas profesionales y sindicatos de jugadores. Una profesión en auge, vista con recelo por la sociedad, pero necesaria, según coinciden las partes. Y un oficio que puede alcanzar volúmenes de ingresos estratosféricos, como mínimo un 3% del sueldo anual bruto del deportista y en torno a un 5% de los traspasos.
«Un tipo carismático, con muchos contactos, alguien del que te puedas fiar». Esa es la definición que un atleta daría sobre el perfil de su sagaz representante. Trascienden, empero, las históricas polémicas, no aquellas de éxitos y transparencia. Disputas que ya enturbiaron la carrera de Maradona, quien despidió al 'gordo' Jorge Cysterpiller por unas cuentas en rojo y lo reemplazó por Guillermo Cóppola, involucrado en narcotráfico y un sinfín de delitos. La figura del representante se ha puesto en solfa en los últimos días, a raíz de unas declaraciones de la madre de Pau Gasol en las que acusaba a Arturo Ortega y Enrique Rodríguez, los agentes en España del jugador, de «chuparle la sangre como sanguijuelas», de aprovecharse de su popularidad para enriquecerse. «Han pasado de vivir en sitios normales a tener chalés en La Moraleja. No paran de pedirle dinero. Empezaron llevándose un 15% de sus derechos, luego subieron a un 18 y ahora quieren un 20», denunció. Pau desdijo a su progenitora y calificó a estos agentes como amigos. «Son personas que gozan de toda mi confianza personal y profesional», sentenció. Ortega declinó hacer ninguna valoración al respecto.
Los requisitos que establece la FIFA para 'ordenarse' agente son exiguos. Como condición previa, ser una persona «de reputación intachable, sin condena por delitos financiero o violentos». Salvado este 'escollo', deben superar un examen tipo test de 20 preguntas, 15 sobre normativas internacionales y cinco sobre nacionales. Antes de recibir la licencia, es imperativo contratar un seguro de responsabilidad profesional por un mínimo de unos 500 euros, aunque la prima varía según los ingresos. Buscar clientes no debe ser muy difícil en España, el país con más representantes (581) sólo superado por Italia con 600, pero muy distanciado de Inglaterra (374) y Alemania (265). «Habría que reducir el cupo, pero eso significaría limitar el derecho al trabajo», asegura, resignado, el presidente de la Asociación Española de Agentes de Futbolistas (AEAF), Pedro Bravo. Es consciente de la «mala fama» y rechazo que su profesión provoca por culpa de «gente que la hace indigna». Las sospechas de comisiones abusivas e intercambios de favores que acompañan a cada negociación de fichajes y se camuflan bajo el eufemismo 'flecos', oscurecen su trabajo. La llegada de Benítez al Liverpool, supuso un desembarco masivo de españoles a los 'reds', la mayoría -Reina, Arbeloa, Luis Garcia- con el mismo representante que el técnico, Manuel García Quilón.
Bravo, agente de unos 300 jugadores durante su carrera, se queja de que no se realce la labor social y psicológica que desempeñan. «Les apoyamos cuando se lesionan o cuando se encuentran solos en una ciudad», explica. Recuerda la cantidad de kilómetros que estos agentes realizan al cabo de un año, las largas temporadas lejos de sus hogares y familias: «Preguntad a nuestras mujeres e hijos por nuestros trabajos».
Los otros 'galácticos'
Algunos agentes se han convertido en los 'otros galácticos' del fútbol. El portugués Jorge Mendes, quien se embolsó unos 8 millones por la 'operación Cristiano Ronaldo', encabeza la lista con unos 75 jugadores en cartera, entre ellos Deco, Carvalho, Simao, Pepe o el técnico José Mourinho. El español Iñaki Ibáñez, agente de Xabi Alonso, se embolsó unos 5 millones por el traspaso al Madrid. Pero la lucha de egos puede destruir tan lucrativas sociedades. Raúl rompió con su representante de toda la vida, Fermín Gutiérrez y se refugió en Ginés Carvajal, uno de los 'grandes' del negocio y ex socio de un clásico como Alberto Toldrá.
Desde el sindicato de futbolistas se agradece esta figura siempre que respete los «códigos éticos» y defienda siempre a su cliente cuando pugna con algún club. José Luis Astiazarán, presidente de la Liga, aboga por un endurecimiento de los exámenes y una clarificación de sus funciones "en pos de la transparencia". La Unión Europea ya se ha puesto a trabajar y prepara una directiva para endurecer los requisitos y evitar a gente sin escrúpulos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola yo soy agente fifa,y os quiero dejar mi opinión.

A menudo me encuentro que conforme llamas a un club y te das a conocer como agente de futbolistas te chocas de lleno con una actitud "a la defensiva" que te hace sentir incómodo. Sólo por ser representante muchos de primeras dan por hecho que eres un "chorizo" que tratará de engañarlos.Cuesta mucho tiempo, trabajo,reuniones, etc demostrar que se puede confiar en tí, que no juegas con cartas marcadas, que te gusta lo que haces y que te preocupas por los futbolistas que representas y quieres lo mejor para ellos.

Siempre procuro ser claro con los Directores deportivos, presidentes, entrenadores y secretarios técnicos.

Presento a un jugador les doy sus características, su trayectoria, videos o referencias, e incluso si ha sufrido una lesión grave procuro dejarlo claro, no oculto nada,y expongo, si finalmente hay interés, las cantidades que ese futbolista quiere por jugar en el equipo.

Es ahí en ese momento cuando me encuentro que los clubs dan por hecho que estas pidiéndole más y te regatean, y yo que me gusta dar el salario real que quiere el jugador me encuentro con que si de verdad quiere cobrar eso debo "inflarlo" porque si no nunca ofrecerán la cantidad que realmente "vale" ese jugador y entro en una dinámica que no me gusta, afortunadamente son bastantes los años que llevo en esto y ya me conocen y saben como trabajo, me ahorro ese paso.

Es un mundo viciado no sólo por los agentes, que también, si no también por los directivos, entrenadores y jugadores, estos últimos escarmentados la mayoría por malas experiencias con agentes que han tratado de engañarlos o no han cumplido nada de lo que prometían.

Es un trabajo que muchas veces te deja sin tiempo libre, te llaman a cualquier hora, pierdes los fines de semana y pasas el verano pegado al teléfono, desatendiendo a tu familia, estás en la playa y estas con el teléfono pegado a la oreja, pero eso a la mayoría les da igual, piensan que quieres sacarle el dinero y no ven el tiempo (que es dinero) que inviertes, al margen de gastos generados, sobretodo teléfono y gasolina.

Yo sí me preocupo por mis jugadores, trato de lograr lo mejor para ellos, y a muchos tengo que dejarlos sin representar porque no puedo llevar a muchos si quiero prestarles la atención necesaria. Aún así a los que no puedo representar con contrato si surge algo para su puesto procuro ofrecerlos y muchos casos ni siquiera les pido dinero, sobretodo si el sueldo que van a cobrar es bajo, sólo los emplazo a que cuando les salga un contrato en condiciones se acuerden de mí.

Vivo en Malaga y aquí es dificil trabajar, y ahora es muy dificil vivir con este trabajo, llevar a dos jugadores de 2ª a varios de 2ªB y alguno de 3ª al margen de juveniles y cadetes,hoy por hoy no te garantiza vivir de esto, si no pregunten a los jugadores que a mitad de temporada dejan de cobrar, yo no les voy a pedir dinero, ellos no van a poder seguir jugando.

La crisis, nos afecta a todos y las vacas gordas en el futbol hace tiempo que se terminaron, en las categorías más bajas del futbol español

Anónimo dijo...

para cuando una ley que no se permita en 2ªB y en tercera jugadores mayores de 25 años y el que sea mayor de 25 años nacido en la ciudad de donde es el equipo.
Los jugadores mayores de 25 son la ruina de los club y la ruinas de ellos firman por unas cantidades que luego no les pueden pargar son la lacra de los equipos modestos.