La recaída de la lesión

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Cuando una lesión rompe su trayectoria deportiva supone un tremendo shock que ya vimos en otro artículo que llamamos Las fases de una lesión . Pero, ojo, cuando el jugador supera la lesión y vuelve a competir no suele estar en las mejores condiciones psicológicas para competir en su primer partido. Puede que haya entrenado mucho y muy bien, puede que haya realizado partidillos, pero aún no ha competido.
Veamos tres posibles casos de recaída de una lesión en el primer partido de competición. ¿Cuál es tu caso?
Caso 1: Motivación excesiva
Si la ansiedad por volver a jugar partidos oficiales en muy alta, y la motivación es excesiva, lo que suele pasar es que la atención suele dispersarse demasiado: hacia los rivales, hacia los aficionados, hacia el entrenador, hacia el pasado que quiere dejar atrás, hacia el futuro al que quiere reincorporarse, hacia las ganas inmensas de darlo todo y demostrar que “estoy de nuevo aquí”. Hasta el punto que se cometen imprudencias por no centrarse en el momento presente, en el gesto adecuado justo en ese instante, que conllevan recaídas de la lesión: entregarse demasiado en una entrada, al tener la adrenalina por las nubes por la ilusión de volver, y caer lesionado de nuevo. No ha sido mala suerte.
Caso 2: Volver con miedo
También puede pasar que el jugador tenga muchas ganas de jugar pero, a la vez, tenga miedo de volver a lesionarse. Es lo mismo que si condujéramos un Ferrari a 200km/h pero, a la vez, se nos hubiera olvidado quitar el freno de mano. Resultado: se quema el motor. El jugador sale a competir sobreactivado pero, además, agarrotado por el miedo. El miedo provoca tensión muscular que se inicia en la zona del estómago y se extiende a todo cuerpo hasta inmovilizarnos. El jugador da dos pasos corriendo y se rompe. No ha sido mala suerte.
Caso 3: Olvidarse de jugar
Por último, el jugador que ha permanecido inactivo mucho tiempo, y no ha entrenado su esquema corporal ni trabajado la visualización ni la imaginación de su técnica, suele perder un porcentaje significativo del gesto técnico que tenía antes de la lesión. Normalmente la técnica se vuelve a recuperar si ésta estaba ya muy automatizada (como montar en bicicleta o escribir a máquina); sin embargo, si el jugador está aún “haciéndose”, está en su etapa de aprendizaje y evolución, un tiempo inactivo sin trabajar la parte psicológica de la técnica  puede suponer que el jugador “resetee” su gesto técnico y tenga que volver aprenderlo desde cero (cosa que es complicada pues el jugador no suele reconocer que “se ha olvidado de jugar” y comienza a aumentar su entrega física en los partidos ante la pérdida de técnica). Resultado: de nuevo lesión y, además, con pérdida no reconocida del gesto técnico. Esta puede ser la lesión previa a la retirada. No ha sido mala suerte.

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