Arthur Irawan fichaje del Malagueño. Pagar por jugar.

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Irawan, en un partido con el Espanyol


















Arthur Daniel Irawan. Bajo este exótico nombre se esconde la última adquisición del Málaga. Se trata de un centrocampista indonesio de 20 años (1,76 metros y 70 kilos) que jugaba en la cantera del Espanyol. Tras no contar con minutos en el equipo B del cuadro catalán, que milita en el Grupo III de Segunda B, llega para reforzar el Atlético Malagueño de Salva Ballesta, a cuyas órdenes se entrena desde hace días.

Nacido en Surabaya, formado en la Jakarta International School de Indonesia, llegó al Espanyol mediada la temporada 2011/12 tras probar en Inglaterra, donde se entrenó con en el Lytham Town. Allí en Londres estudiaba Económicas. Tras un tiempo sin poder jugar por asuntos burocráticos, participó con el juvenil blanquiazul y la temporada pasada jugó ocho partidos con el filial de Segunda B para un total de 200 minutos, no así este año, donde sólo fue una vez convocado y no llegó a salir. Irawan juega por la banda derecha y ha sido internacional con su país en las categorías inferiores e incluso en una ocasión fue llamado con la absoluta.

El fichaje de Irawan por el Espanyol levantó una gran expectación en Indonesia. El jugador llenó muchas páginas de los diarios y fue protagonista de algunos de los principales programas de su país. Durante su estancia, concedió un gran número de entrevistas y son muchos los indonesios que siguen sus evoluciones (tiene más de 50.000 seguidores en Twitter). El propio jugador anunciaba en su perfil que cambia de club tras las vacaciones después de dos años en Barcelona.

El asunto es que los dos años en el Espanyol de Irawan, que procede de una familia acaudalada, han reportado al Espanyol unos ingresos considerables. Su nivel, según se informa desde Cataluña, no es acorde al del fútbol profesional español. Pochettino se negó a convocarlo para un amistoso ante el Al Ahly para que el existía un acuerdo para ofrecerlo por una televisión de Indonesia y su presencia generó alguna incomodidad en el seno del filial espanyolista y sus técnicos, que no le veían con nivel para ayudar.

Pagar por jugar

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Arthur Irawan es un chico indonesio que pagaba por jugar en las categorías inferiores del Espanyol. Durante un tiempo se ha tratado de que fuera buen jugador para así poder subirlo al primer equipo pero, por lo que se ve, no hubo manera. ¿Es justo que un jugador pague y se le deje sin jugar? Para los idealistas, no. Es una afrenta a la camiseta, una ofensa a los compañeros, una puñalada al escudo. Para el que paga la nómina al final del mes, no es que sea justo: puede que hasta sea necesario.
El fútbol ha cambiado su idealismo por el profesionalismo. No nos gustará pero esa es la cruda realidad. No podemos hacer nada en contra. Si queremos mantener los equipos, los clubes y pagar los sueldos, debemos buscar maneras de ingresar. Si esta es una de ellas, mal que nos pese, bienvenida sea esta forma de financiación.
¿Dónde está el punto de crítica de este artículo? Cuando los entrenadores del chico deciden no ponerle a jugar y se quejan de las presiones que reciben por no contar con el jugador. Más de un directivo se preguntará qué quiénes son ellos para no cumplir con las órdenes. Si no están de acuerdo, que dimitan.
Hace unos días escribí que el profesionalismo en el fútbol no existe. Los futbolistas son profesionales cuando quieren. Lo que no entiendo es que eso suceda en el caso de los entrenadores de las categorías inferiores, donde hay mucho entrenador que debería acatar la orden del superior y listo. De lo contrario, que se vaya. En las empresas, el director de marketing depende del director general. Hay un orden jerárquico y se obedece o se dimite. En el fútbol no es así. En el fútbol un entrenador está para entrenar y, si el presidente decide que juegue Pepito, debe jugar Pepito. Los intereses, a veces comerciales más que deportivos, pesan mucho, demasiado. Y si no estás de acuerdo, que se marche, y más en las categorías inferiores, donde se paga por jugar como en el caso de Arthur Irawan. Si no le gusta, que dimita y se vaya.
Escrito por: Rogelio Rengel Ros, 10/01/2014 19:20

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tú eres tonto. Y tu papi… ejem…