Mourinho, simpático; Pellegrini, agrio

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Por Antonio Fuentes (@_antoniofuentes) IIITitulado así este artículo puede sonar a pura ironía, pero nada más lejos de la realidad. Desde inicios de temporada han sido ya bastantes las horas que he pasado entre vestidores en los distintos campos de Inglaterra y, poco a poco, voy sacando conclusiones del fútbol que no se ve.
La Premier League es una liga meticulosamente hermética en la que el trato personal con los protagonistas es escaso y complicado de gestionar. Aún así, siempre hay ocasión de compartir momentos de intimidad en los que jugadores o entrenadores demuestran no solo como son, si no como están.
Este año llegaron a la liga inglesa dos hombres muy conocidos en España. Ambos con un carácter muy marcado: Mourinho y Pellegrini. Mourinho, el borde y Pellegrini, el correcto.
Seguramente esa es la imagen que tiene el gran público en España de ambos. Y es lógico porque es justo la que transmitieron.
Curiosamente, este año, en Inglaterra, parece como si hubieran cambiado el rol. Ni uno resulta borde ni el otro rebosa amabilidad. El Mourinho actual es un tipo simpático. Es un entrenador que entra a la sala de prensa de Stamford Bridge y lo primero que hace es bromear con la señora que se encarga de gestionar las acreditaciones en el club. Nunca le falta una broma o una sonrisa para ella. Se sienta (se siente cómodísimo ante los medios) y responde todo lo que se le pregunta. Lo normal es que termine la rueda de prensa sin alterarse y, normalmente, en alguna pregunta bromea con el periodista.
Sigue siendo un tipo especial. No acepta preguntas ni entrevistas en castellano. Lo primero que dijo esta temporada, a pregunta de una periodista española, fue: "Yo no hablaré castellano nunca más". Eso sí, atiende a todo el que se lo pide. Se ha ido de alguna entrevista porque no entendía el inglés del que preguntaba, pero se suele parar. Sigue jugando a vender la película que más le interesa ante los medios, pero lo hace de manera amable. Se sabe el rey del barrio y eso le hace estar tranquilo. Es otro Mou, un tipo más soportable pero igual de singular.
Al norte del país, al ingeniero Pellegrini no se le reconoce tal y como era en España. Nunca fue un entrenador que disfrutara con la prensa, pero siempre fue un hombre cordial, correcto y atento con los medios. Al chileno de ahora le han cambiado más las formas que el fondo.
Su relación con los periodistas es fría. Es lógico que lo fuera con los ingleses al estar aprendiendo el idioma, pero lo traslada a los de habla hispana. Limita las entrevistas. De hecho, ha llegado a argumentar que solo hablará las veces que le exija su contrato.
Ha tenido momentos ‘Mou’. Precisamente en su visita a Stamford Bridge se fue del campo sin dar la mano al portugués para luego argumentar en la rueda de prensa que no se la dio "porque no quería". "¿Algún motivo?", preguntaban los periodistas ingleses, "porque no quise", volvía a repetir Pellegrini tajante y serio. Y lo cierto es que parece estar pasándolo mal. Lo tiene todo para triunfar (además de su tremenda valía), con la mejor plantilla de la Premier, una afición entregada… pero, por el momento, no se le ve disfrutar.
Simpáticos o bordes, educados o no tanto, Pellegrini y Mourinho son los dos gigantes del fútbol inglés actual. Dos personalidades tan opuestas como sólidas batidas en un duelo sin medias tintas. Solo una puede triunfar y eso supondrá el fracaso de la otra.

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