Lo normal es ser bueno, competitivo es otra cosa

 
¿Cuántas veces te han dicho que jugarías en primera división si tuvieras “un poco de cabeza? Porque “eres muy bueno”, tienes una técnica exquisita y tu pie es un guante.
Sin embargo, lo normal, insisto, lo normal, es que en casi todos los equipos de categorías menores haya pequeños “Messis”. No es algo extraordinario, es algo normal “ser bueno” con 15 ó 16 años. Y, desgraciadamente, también es “normal” que los padres e, incluso, los entrenadores, caigan en el error (que nunca se debe caer) de juzgar que “eso”, la técnica y las condiciones físicas, son realmente “lo más importante” y que “lo otro”, la “cabeza”, es algo secundario que simplemente depende “de poner o no poner” agresividad en el juego (como se suele decir “echarle lo que hay que echarle”).


Si el niño desorientado, cuyo problema no es ”echarle bemoles”, cree que jugar “con cabeza” es ser más agresivo lo único que hará es hacer más intenso ese bloqueo y acabará por abandonar. Y ASÍ ABANDONAN EL 99% DE LAS ESTRELLAS JUVENILES QUE NO LLEGAN A EXPLOTAR. ¿Qué porcentaje, por lo general, de los jugadores que ha pasado por la selección española sub,17 en los último 20 años han llegado a jugar en primera división? El porcentaje es ínfimo.
¿Por qué tan pocos llegan a triunfar como profesionales de este deporte? La diferencia la marca ese “poco de cabeza”, no es algo accesorio, es LO MÁS IMPORTANTE. Es lo que distingue a los malabaristas del balón de los futbolistas de élite (porque no es lo mismo un Harlem Globetrotter que un jugador de la NBA).
Ten presente estas palabras: “si no eres competitivo no eres nadie en el fútbol, y no es un consuelo pensar que en el resto (en la técnica, la velocidad, la resistencia y la fuerza) cree que eres bueno”.
Los jugadores competitivos, los que si no sabían competir han aprendido con su psicólogo deportivo y, si ya sabían, han conseguido canalizar esa agresividad hacia el máximo rendimiento el día D y la hora H, son los únicos que se retiran del fútbol sabiendo que lo han dado todo pero, aun así, no ha sido suficiente. Esto es más satisfactorio que vivir “de lo que debía haber sido y no fue”, y que la razón principal, ahora que sabes de la función esencial del psicólogo deportivo en el fútbol, es que no entrenaste lo principal, el “piloto” de tu nave, la cabeza (la motivación, la autoconfianza, el autocontrol y la concentración).
La esperanza es que “la cabeza” se puede aprender.
José Ángel Caperán

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