
En este presente artículo intentaremos
clarificar algo más este concepto, de modo que podamos entender mejor de
qué hablamos cuando lo hacemos de motivación.
La motivación: diferentes teorías
Epistemológicamente, la palabra
motivación proviene del verbo latino “movere” que significa mover. La
motivación, es el motor que nos proporciona la energía que nos mueve
hacía la realización de una actividad u objetivo haciendo que la
iniciemos y nos mantengamos en ella a pesar de las dificultades. Por
otro lado, la falta de dicha energía nos lleva a abandonar y a rendirnos
en la consecución del objetivo hacia el que nos dirigíamos. La
motivación lleva al deportista o al equipo a comprometerse y a persistir
frente a las dificultades que van a ir apareciendo a lo largo de la
competición o de su carrera deportiva.

Tipos de motivación
La motivación no es una variable que se
repita de igual modo en todos los deportistas, es de carácter individual
y suele haber una tendencia motivacional en cada deportista. Es por
ello importante para los entrenadores conocer los diferentes tipos de
motivación que existen para de este modo, utilizar aquellas estrategias
que mantengan a nuestros deportistas en un alto nivel de motivación.
Motivación básica y motivación cotidiana (Buceta, 1999).
La primera la entiende como aquella
motivación de base que nos compromete en la actividad que realizamos,
mientras que la segunda está orientada a la actividad en sí misma, es
decir, el disfrute de realizar dicha actividad. Es por ello que como
entrenadores podemos influir en la motivación cotidiana de nuestros
deportistas buscando estrategias y proponiendo actividades que resulten
divertidas para el deportista y lo mantengan con una alta motivación
cotidiana, mientras que podemos influir en la motivación básica
mostrándole al deportista aquellos aspectos de mejora que va
consiguiendo en forma de rendimiento o buenos resultados.

Motivación intrínseca y motivación
extrínseca que, como hemos señalado anteriormente, hacen referencia a la
procedencia de las fuentes motivadoras, ya provengan del mismo
deportista al realizar la actividad en sí misma, o de fuentes externas
de su entorno más inmediato.
Motivación orientada al ego y motivación orientada a la tarea (Duda, 2001).
Mientras que la primera parte de una
base comparativa en relación a otros compañeros o deportistas, la
segunda surge de la comparación que hace el propio deportista sobre su
propio progreso, lo que le estimula a mantenerse motivado.
Aspectos a tener en cuenta sobre el funcionamiento de la motivación en el deportista.
Algunos aspectos que son importantes que
el entrenador tenga en cuenta de cara a trabajar con su o sus
deportistas tienen que ver con las necesidades de este y el balance que
este hace del coste-beneficio de la actividad que realiza o de lo que se
espera de él. Así pues, podemos decir que el deportista aumentará su
motivación de base cuanto mayor sea el beneficio que va a obtener y que
su motivación cotidiana lo hará siempre que se divierta o el
entrenamiento tenga sentido dentro de los objetivos a corto plazo que se
haya marcado.

Esta valoración coste/beneficio será la
que haga aumentar el compromiso del deportista, aunque debemos entender
que los esfuerzos y cambios iniciales implican muchas veces un coste sin
que se obtengan beneficios inmediatos, por lo que es una fase en la que
los entrenadores deberían tener presente y estar atentos a posibles
situaciones de déficit motivacional.
Conclusiones
La motivación es importante en el ámbito
del deporte e influye directamente sobre el rendimiento del deportista
afectando también sobre otras variables psicológicas como pueden ser la
concentración, la activación, la auto-confianza, la autoestima, etc. El
objetivo último del entrenador no tiene que ser el de conseguir motivar
a sus deportistas, sino el de generar las condiciones adecuadas para
que sus deportistas tengan la capacidad y desarrollen la habilidad de
automotivarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario