La importancia de la intuición con relación al pensamiento racional o meditado.

 Eduard Punset.
¿Ha cambiado el mundo en el que vivimos tanto como se pretende a menudo? O por el contrario, ¿seguimos en el dintel de un mundo nuevo cuyo fragor nos ensordece pero que nunca acaba de llegar? Esa es la eterna cuestión. No tiene uno la impresión de que Richard Dawkins haya convencido al resto del mundo de que el «alma está en el cerebro», como sugería ya un investigador del siglo XVII, y no en un velatorio del que se ocupa Dios, el todo creador.

Es curioso, pero cuando intento comparar los poquísimos que estaban convencidos entonces de que el alma está en el cerebro con los que han abandonado toda creencia sobrenatural ahora, no veo grandes diferencias. Es probable que menos gente vaya a misa ahora, pero no parece haberse producido un cambio total de mentalidad, sino más bien haber substituido unas prácticas de creyentes por otras, sin entrar en el tema de quién manda en el universo, si manda alguien.
Grabación para Redes en el puente de Brooklyn de Nueva York. (imagen: Grupo Punset Producciones).
Sí parece probable que la realidad cuántica se haya impuesto en la vida cotidiana. Hasta comienzos del siglo XX el mundo se dividía entre los convencidos de que no había efectos sin causas –es decir, que el futuro del mundo era siempre predecible en función de lo que ocurría ahora-, y los cuatro gatos que comulgaban con el principio de incertidumbre en virtud del cual nada era predecible porque estábamos muy lejos de entender porqué no todo se podía explicar razonablemente.

Frente al dogmatismo imperante, se abría paso el imperio de la incertidumbre. Pero en el trabajo y en el transporte público tengo el presentimiento, a veces, de que sigue habiendo muy pocos cuánticos. Oigo demasiadas veces a gente que levanta su tono de voz para decirle al compañero de viaje: «yo sé muy bien que tengo razón», o «ni idea tiene de lo que está ocurriendo» o «te he dicho mil veces que eso es justo al revés de lo que pretendes», como si ellos –en contra de la física cuántica- lo supieran todo.

Lo lógico sería pensar que tienen razón los neurólogos que están descubriendo la importancia de la intuición con relación al pensamiento racional o meditado. Las pruebas son tan sobradas en el sentido de que el cerebro alberga tantos resortes cognitivos que tienen poco que ver con la razón y casi todo que ver con la intuición. Me encuentro todos los días amigos que no han tenido tiempo para estudiar a fondo una cuestión determinada –hasta comprobar que están en lo cierto-, y que no tienen más remedio que recurrir al acervo inacabable de sus sentimiento e intuición para decidirse ir en un sentido u otro. ¿Tanto cuesta aceptar que la intuición es una fuente del conocimiento tan válida como la razón? La ciencia descubre que casi todo es intuición porque no hay tiempo o argumentos para otra cosa. Pero la mayoría sigue convencida de que solo la razón cuenta. ¿Cambian más o menos la cosas de lo que tendemos a creer, o de que no cambian?

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