“Si un jugador no rompe sus límites nunca será competitivo”



Para que el futbolista mejore psicológicamente, para que sea más fuerte mentalmente, ha de vivir el mayor número de experiencias posibles. Pero debe analizarse cada experiencia hasta el más mínimo detalle, sobre todo los errores, de manera que dicho abordaje quede clasificado en su “memoria deportiva” como un solucionario.
¿Qué tienen en común las selecciones españolas de waterpolo y balonmano femenino y la selección absoluta de fútbol?
Todos ellos han logrado rendir por encima de sus propias estadísticas en un determinado momento que supuso un punto de inflexión en sus carreras.
La forma física mejora progresivamente a medida que se incrementa la carga de trabajo. Sin embargo la mejora psicológica crece exponencialmente en base a la superación de experiencias en las que el rendimiento mental supera las propias expectativas.
En los Juegos Olímpicos de Londres hemos visto deportistas que han llegado a cotas de rendimiento que no preveían ni las pruebas de esfuerzo ni, por supuesto, el historial deportivo hasta la fecha. Por ejemplo:
El equipo de balonmano femenino que ganó el bronce y el de waterpolo femenino que ganó la plata, estos resultados supondrán un punto de inflexión en sus carreras deportivas catapultándolas, aun sin darse cuenta, a otra escala deportiva que sólo se debe a una mayor autoconfianza.
¿Qué supone este “salto de autoconfianza”?
  • Que se sea más audaz en la toma de decisiones.
  • Aumentar el umbral de sufrimiento.
  • Y, por supuesto, al ser deportes de equipo, crezca la cohesión y, por extensión, la coordinación y anticipación de los movimientos en grupo.
Otros ejemplos fueron la Eurocopa de Austria y Suiza ganada por España que supuso una escalada de la autoconfianza del equipo nacional que, hasta entonces, siempre había estado por debajo de su capacidad física e, incluso, era negativa: “siempre caemos en cuartos”. El equipo rompió su propio límite, un límite sólo psicológico,  llevando su rendimiento mental hasta más allá de su propio estado físico en la tanda de penaltis con Italia en cuartos de final.
A nivel individual, en el fútbol español supuso una ganancia psicológica inmensa que jugadores como Cesc o Torres triunfaran en grandes equipos extranjeros. Ambos lograron una “cesta” de experiencias determinantes para relativizar todos los retos futuros.
Por lo tanto, el deportista debe buscar la puesta en juego en cualquier situación y potenciar el análisis de los errores tomándolos como oportunidades de crecimiento deportivo.  El fracaso no está en cometer el error sino en repetir el error y, además, olvidar lo que se hizo bien. Por eso es fundamental que el entrenador “actualice” a los jugadores los éxitos alcanzados y las soluciones obtenidas justo antes de la competición clave.
José Ángel Caperán

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