· ¿Hacia dónde me desmarco?

· ¿Hacia dónde me desmarco? Eso no se pregunta ni al entrenador, ni al capitán, ni a ningún compañero. Y se responde con hechos, nada más que se tiene el balón. El fútbol, sin desmarques, sería como un jardín de estatuas petrificadas o, quizás, como un futbolín... Un último esfuerzo en el umbral del gol, un movimiento inteligente, un hueco efectivo, y por allí se filtrarán el goleador y el balón que, hermanados ambos, generarán el éxtasis...

· Otras veces, el espacio libre se buscará en otras zonas no tan críticas del campo, cuando se necesita apoyar a otros compañeros para ligar el juego. El futbolista no debe ir de manual, tampoco precisará de un mapa abigarrado de flechas y protocolos, con una hoja de ruta fija. Los caminos apriorísticos no son deseables en el fútbol. La sorpresa es fundamental...

· El futbolista repite gestos y con ello aprende acumulando información y experiencias. La improvisación debe constituir, también, un hábito adquirido. La inteligencia del jugador será su mejor valor aunque tenga que luchar contra el resto de inteligencias del equipo contrario...

· Los entrenadores no pueden, no deben, intervenir en las acciones de desmarque, ni mediante órdenes ni con señalizaciones. Fijarán un marco de actuación en los entrenamientos, dará pautas como mucho... Orientará y no intervendrá con exceso de control.

· El desmarque siempre dependerá del tipo de marcaje. Es la relación entre la causa y el efecto; la acción y reacción. El fin último del desmarque es llevarse a marcadores a zonas falsas para que los propios compañeros aprovechen esos espacios libres.

· El que conduce, a veces, le presta la pelota a un compañero que intentó un posible desmarque. El desmarcado quería crear un espacio y arrastró a un contrario. Sin pretenderlo le echaron el balón y, de pronto, se encontró de espaldas al juego, sin espacios, y marcado por un defensor. Todo lo contrario de lo pretendido... Esa es una forma burocrática de creación y aprovechamiento de los espacios útiles.

· Ya en los Mundiales del 78, insistía Menotti: "Después de una diagonal una recta". El que inicia el desmarque sería "la diagonal" y el que aprovecha el espacio libre creado sería "la recta". Pero ese desmarque no es para darle el balón, tozudamente, al de la "diagonal" sino que el destino debe ser para el que hace la "recta", ese futbolista que irrumpe por sorpresa desde posiciones retrasadas. Recuerdo a Cruyff, echado a banda izquierda, y el centrocampista Neskeens esprintando a la máxima velocidad y rematando a placer en el hueco dejado por el delantero centro nominal...

· El fútbol tiene este fundamento básico: El jugador que desmarca aparenta una cosa y luego hace lo contrario. Lo peor que podría ocurrir en este juego es que no hubiera sorpresa, engaño, que el humo marcase el fuego...

· La "Paradoja Cruyff", para mí, reza así: "La mejor manera de desmarcarse consiste en dejarse marcar". Pegarse, acercarse al marcador, es el paso previo. Luego, en el momento más oportuno, una aceleración en medio metro es mucho más efectiva que una carrera de treinta metros si esta es previsible, controlable.

· Hugo Sánchez, primero, buscaba la espalda de los defensores, huía de la jugada, se alejaba del conductor de balón. Y después, en un metro, aceleraba a la máxima velocidad procurando la anticipación por delante del defensor, llegando antes que él al balón. Aparecía justo en su momento. Los maestros nos enseñan cosas así, no obstante el desmarque es su máxima virtud.

· Ronaldo, el brasileño, se desmarcaba hacia delante, pero también hacia dentro del campo arrastrando a un central. De pronto, girándose sobre sí mismo, aceleraba al máximo buscando el espacio a la espalda de los defensores. Este "desmarque circular" era un buen ejemplo de inteligencia futbolística.

· ¿Sólo tienen que desmarcarse los delanteros? Según el balón y las posiciones de resistencia del equipo contrario, hasta el portero tendrá que desmarcarse. Sobre todo cuando las reglas han evolucionado de manera que el cancerbero tiene que manejar ambas piernas y ofrecerse ante la dificultad de tomar el balón en las manos después de una cesión.

· Otro tabú del fútbol es creerse que la "profundidad" funciona solo en sentido vertical y hacia delante en la portería contraria. Muchas veces, agrandar el campo hacia atrás, hacia tu propia portería, es la mejor manera de recibir el balón en posición de desmarque y un alivio para el pasador cuando los marcajes se alejan y aclaran las líneas de pase... Movimientos incluso poco aceptados, no entendidos, por los propios aficionados.

· Es una jugada muy típica cuando un jugador llega hasta la línea de fondo y los que le acompañan suelen posicionarse casi dentro de la portería. Los rematadores más inteligentes deben frenarse a tiempo y esperar unos metros hacia atrás. Si le dan el balón con el "pase de la muerte" van a estar solos. Y el gol sería más fácil...

· De ahí que los defensores con talento miran el balón con un ojo y con el otro controlan las posiciones de los contrarios que llegan, perfilando el cuerpo sin dar la espalda totalmente a los delanteros que llegan. Más bien debieran dar la espalda a su propio portero y mirar las posiciones: El balón y los jugadores contrarios.

· Los desmarques con diagonales hacia dentro del campo ya no se prodigan, con ellos se rompería la tendencia de los contrarios a defender perfilados hacia el lado de fuera. Sin dudas, un lateral izquierdo tiene grandes problemas de cortar los pases que llegan por su pierna derecha, salvo que su pierna hábil fuera la diestra. O viceversa...

· Recuerdo al Figo del Sporting de Lisboa, cuando un compañero le entregaba un balón y él se encontraba en mitad del campo, pegado a la banda. Siempre hacía un movimiento de apoyo hacia dentro del campo, de unos metros en función de si el marcaje iba cerca de él o se quedaba cerrando la zona. Orientando el balón, encaraba y se enfrentaba a los defensores, con sus amagues y regates característicos.

· En su etapa final del Real Madrid, cuando tenía menos pujanza física, recibía aún marcajes presionantes pero esa proximidad del contrario la resolvía con un desmarque hacia dentro del campo. El jugador adaptó su desmarque a sus posibilidades intrínsecas. Esa misma jugada la tipificaba yo en los años sesenta como "el desmarque Chechu Rojo", jugador del Athletic de Bilbao... Quizás debido a que no era un jugador rápido ni explosivo y necesitaba un margen de maniobra en el control del balón. Por tanto, el desmarque no debe ser un acto mecánico sino un aprovechamiento de las propias facultades individuales, o de un análisis detallado de los marcajes del contrario.

· Ronaldinho en el Barcelona jugaba en la banda izquierda, él siempre controlaba de espaldas, como en fútbol sala, protegía el cuero "sacando culo", sin recibir perfilado, sin desmarcar nunca ni intentarlo... Nunca corría hacia delante sin balón, ni hacia dentro del campo, ni siquiera se acercaba al compañero que traía el balón conducido. Como mucho él buscaba los desmarques cuando se apropiaba del balón mediante largas conducciones de balón. Siempre el balón de por medio...

· Recientemente, Messi es un excelente caso a seguir. Se desmarca no acudiendo al desmarque, se pierde, se inhibe aparentemente, no actúa, observa, hasta que un balón de nadie, rebotado, da pistas para acudir en plan depredador. Y siempre sorprende al contrario que se había olvidado de él. Otras muchas veces, conduciendo y serpenteando, acuden varios defensores a neutralizarlo pero van tan juntos que con una gambeta, con un pique, con un toque de balón eléctrico, sortea a jugadores de dos en dos precisamente porque se aproximan demasiado en los marcajes y coberturas.

· Incluso, una manera muy característica de desmarque es cuando Messi conduce y es perseguido por medio equipo contrario, atrae más y más jugadores, hay un momento que es tal la concentración defensiva en torno a él que sus compañeros aparecen desmarcados, incluso sin pretenderlo. Entonces, una parada, un pase al lado débil, supone que beneficia al resto de compañeros. Esa es la ventaja de la vilipendiada acción de conducir, una acción que los entrenadores tienden a prohibirla a sus jugadores...

Se confirma, una vez más, que el fútbol no se debe jugar con semáforos ni es para autómatas... La inteligencia del fútbol que le dan los mejores jugadores se contrapone a otra inteligencia que lucha por contrarrestar. El fútbol tiene esas otras cuestiones, además de los aspectos físicos, técnicos, estratégicos...

(Marogar. Setiembre.2011)

No hay comentarios: