Opinión sobre el entrenador: Encontrarás dragones

Encontrarás dragones

Viviendo entre miedos, ilusiones y marcadores, pasa la semana creando en su mente onces iniciales, convocatorias, estrategias, argucias y los posibles sucesos de los 90 minutos del próximo domingo. Planifica sus sesiones y soluciona con inventiva. Su afonía es característica e incomprendida, pero justificada por su alma competitiva y trabajadora. Respira psicología, esquiva miradas, repta entre francotiradores, castiga, celebra, maldice, golpea una pizarra; es quizás ese nivel adrenalínico el que lo despierta cada día entrenador. El míster puede provocar muchas sensaciones a su alrededor: curiosidad, desprecio, amistad, aburrimiento, admiración… depende de la fase en la que esté pasando por un club, de su longevidad en el mismo y de los resultados; con el del último partido vale.

No le importa desayunar o comer sólo y si está con algún colega o aliado hace bolitas de servilletas en los bares para explicar una jugada. Pierde el hilo de muchas conversaciones ajenas al partido, mira el televisor sin ver la tele y lee varias veces la misma línea de la tercera hoja de un libro; son jugadas, recuerdos, errores, problemas por solucionar o cómo defender aquella falta lateral lo que le pasea por la cabeza a cualquier hora del día. El técnico tiene parte de su naturaleza enlazada a la soledad ya que es líder y pensador de un complejo colectivo. Es un romántico, está marcado, algo loco, seguramente quiera jugar y no pueda, y como revancha al deshielo de ego maneja el grupo.

Esa locura del entrenador viene arraigada por la fragilidad del valor de sus ideas y su trabajo: los resultados son los dueños y los dragones son los enemigos, la vanidad, los baches y los miedos. Ser entrenador es jugar al ahorcado: cada derrota es un brazo, la cabeza o una pierna hasta llegar a la soga. Un mismo entrenador puede ser revulsivo en un sitio y ser expulsado algo más tarde por la necesidad de un revulsivo que a su vez alguna vez también fue cesado por la necesidad de un revulsivo, por lo que creo que ser buen entrenador requiere aunar liderazgo y conocimientos, y la capacidad de ser ese revulsivo el mayor número de días posibles. Pero como dijo el “Sabio”, fútbol es ganar, ganar y volver a ganar… Aunque el deporte es mucho más que eso.

©Ignacio Bocanegra Baquero. Diario IDEAL

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