Por aquí dejo, una de sus primeras entrevistas hace unos años cuando se supo que subía a 1ª División, aparecida en Diario Sur.
El 11 de julio, a las seis de la tarde, el corazón de José Luis Paradas Romero (Antequera, 1972) dio un vuelco. El vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros le comunicó el ascenso a Primera. Mañana, a las 22.00 horas, debuta en un Levante-Murcia. Ahora es el séptimo colegiado más joven en la élite y sigue los pasos de los exitosos Martín Navarrete y López Nieto.
¿Cuántos años ha necesitado para llegar a Primera? Ahora tengo 34 y empecé en 1988, por lo que esta es mi vigésima temporada. Empecé con dos años de auxiliar en juveniles, uno en Segunda Regional, otro en Primera Regional, uno en Regional Preferente, otro en Tercera, cinco en Segunda B y siete en Segunda A.
Se rumoreó varias veces su ascenso las últimas temporadas. Los tres últimos años he estado sonando mucho, pero en cada categoría cuesta más el ascenso. Las pruebas físicas son más exigentes. Sepa que en Segunda se corre una media de 10 kilómetros y medio, y en Primera, al ser el juego más veloz, doce.
¿De qué depende subir? Ahora lo hacen dos; en adelante será sólo uno. No depende de la procedencia. El Comité selecciona a los mejores. Hay una primera puntuación, que se conoce por vía interna en marzo, en una de las cuatro veces que vamos a Madrid al año. Esta campaña fui primero y me ha llegado el ascenso. Otras veces fui cuarto, séptimo,...
¿De quién se acordará el sábado cuando se cambie y se coloque la ropa para arbitrar? Ahora en lo que pienso es en hacerlo bien en el campo y en disfrutar después de una trayectoria larga. Actuar con tranquilidad. Me acuerdo de mis padres, de mis dos hijos, José Luis y Marta, mi esposa, mi hermano y, lógicamente, mi segunda familia, el Colegio de Árbitros de Málaga. Un granito de arena de mi ascenso es de ellos.
¿Por qué empezó? Yo jugaba al fútbol de niño en Ciudad Jardín y, con 13 años, era el típico futbolista que decían que tenía toque, pero era asustón. Me gustaba hacer 'footing' e iba con mi amigo Juan Sánchez Dorante, que falleció hace nueve años en un accidente de tráfico, y un antiguo árbitro nos lo propuso. Empecé y hasta aquí he llegado. ¿Cuál fue el peor momento por el que ha pasado en un campo? Situaciones de violencia, afortunadamente no tuve ninguna. Ahora que tenemos reciente la muerte de Puerta, hubo un susto en un partido en El Burgo. A un jugador visitante le dieron un balonazo en el estómago, se quedó conmocionado y cuando llegaron las asistencias no mejoraba.
¿Y el partido más difícil? Diría dos: un Ceuta-Barakaldo, de ascenso a Segunda, y un Nastic-Extremadura de Segunda, con el descenso en juego.
¿Será más fácil dirigir en Primera que en Segunda? Como nunca dirigí en la élite no lo sé. Pero estuve de cuarto árbitro y mis compañeros comentan que en esta categoría los jugadores ayudan más. Luego está el factor de la presión mediática...
En cualquier caso, en lo que parecen de acuerdo todos los árbitros es que Inglaterra es el paraíso. Sí. Es lo que cuentan mis compañeros internacionales. El jugador va a la verdad. Las entradas son fuertes, pero al balón. En España hay mucha picaresca, simulaciones en las caídas y agarrones antes de un córner.
¿Quiénes serán sus ayudantes? Teófilo Cabrera, de 43 años, y Sergio Sánchez Castañer, éste adscrito al Colegio de Málaga y que sube conmigo. Pero con el otro ya estuve un mínimo de sesenta partidos en Segunda.
Hay un grave problema con las vocaciones arbitrales. Sí. Cada año se hacen campañas de captación, pero la gente es reacia a apuntarse.
Parece que al cabo del año sólo se habla de las agresiones. Por estadística, en la Federación Malagueña se celebraron unos 10.000 partidos y hubo problemas de violencia en quince.
¿Está a favor del uso del pinganillo y los transmisores, que se emplearán en todos los partidos de Primera y Segunda este año? Lo usé en el Recreativo-Parma del Colombino y en un San Pedro-Málaga B, y la experiencia fue positiva. Sin embargo, hay que ser realistas: va a permitirnos equivocarnos un poco menos, pero seguirá habiendo fallos en la percepción.
¿Cambiaría algo del reglamento? No. Sólo implantaría el 'Ojo de Halcón' en las porterías. No serviría para muchas jugadas, pero sí para resolver esos siete u ocho goles al año que ofrecen dudas. El vídeo, no. ¿Cuántas veces estamos en casa viendo cinco repeticiones de una jugada y no nos ponemos de acuerdo?
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