Desde hace varias temporadas, en la liga alemana están apareciendo talentosos jugadores jóvenes germanos, algo de lo que se está beneficiando el manido combinado nacional absoluto y sobre todo sus categorías inferiores. De esta magnífica hornada de jóvenes jugadores destacan fundamentalmente dos de ellos, ambos en las filas hoy día del potente Werder Bremen: Mesut Özil y Marko Marin. Hoy me detendré a analizar al primero de ellos porque fue al que conocí antes durante su etapa en el Schalke 04, otro día escribiré sobre el magnífico Marin, otro jugador que dará que hablar en el futuro más próximo del balompié.
Desde el punto de vista técnico, Özil es el futbolista que más sobresale entre las emergentes promesas alemanas. Un jugador con una pierna izquierda exquisita, capacitado para sacar centros de la nada con una precisión pasmosa y con un certero disparo desde cualquier posición del terreno de juego utilizando a la perfección cualquier superficie del pie para efectuarlo. A todo esto debemos añadir una depurada habilidad para el uno contra uno, una notable visión de juego, descaro y una velocísima conducción del esférico. Irradia calidad en cualquier acción que realiza.
Si hablamos de su posicionamiento en el terreno de juego, su ubicación natural es la de mediapunta con libertad de movimientos para caer a ambas bandas. Con frecuencia se desplaza a banda izquierda, sobre todo a la hora de lanzar contragolpes y le gusta entrar en el área rival por ese costado para ensayar el disparo a puerta. Todas estas virtudes ya se le intuían durante sus temporadas en las filas del Schalke 04, pero donde realmente ha explotado para convertirse en uno de los grandes jugadores de
Pero en Mesut Özil no todo es bueno desde el punto de vista futbolístico y menos con 22 años únicamente. Como tantos jóvenes jugadores provistos de un talento superlativo, durante una temporada completa cae bastante en la irregularidad. Debe ser más constante en su juego. Es un futbolista que aparece y desaparece durante un mismo partido, y lo malo es que también hace los segundo durante varias jornadas consecutivas. Es cierto que esto puede y debe mejorarlo con el paso del tiempo, yo estoy ansioso porque lo haga, pero creo que para ello debe trabajar más su fortaleza mental (algo crucial para toda joven promesa). Siendo cierto que ha mejorado bastante en esta faceta en los últimos dos años, debe asumir aun más sus galones dentro del equipo y creerse que puede abanderar el ataque de cualquier club grande pues tiene condiciones para ello.
Por otro lado, es un futbolista al que le viene fenomenal jugar con espacios pues es letal con metros por delante, pero de eso ya se han percatado sus adversarios y cada vez son más duros con su marcaje. En el momento que esto sucede, a Özil le cuesta entrar en los partidos y rendir durante los noventa minutos de juego. En su debe también hay que apuntar su escaso sacrificio defensivo y su deficiente forma de presionar a la línea rival, así como una débil resistencia física que debe mejorar rápidamente si quiere competir al máximo nivel. Ver jugar a Özil en un día en los que está con confianza es una auténtica delicia futbolística, sólo espero que esos días cada vez sean más frecuentes, como por fortuna parece que viene siendo últimamente. Si llega maduro y en plena forma al mundial, creo que será una de las sensaciones del campeonato. Si tenéis ocasión, echadle un vistazo al juego de este futbolista.
1 comentario:
Otro grande del werder que hay que seguir, es el centrocampista bosnio de nacimiento (pero nacionalizado alemán), Marko Marin. Búscalo, es incluso más joven que ozil y para mí más completo.
Publicar un comentario