Contreras: "Aunque no jugase, yo comprendí mi rol sin problemas y el hecho de vivir esa experiencia fue espectacular."



Hablar de Koke Contreras es hablar de la historia viva del Málaga. Cuatro años en La Rosaleda que le valieron para hacerse un nombre en la élite, pasear al Málaga por Europa y llegar a ser internacional.

Koke Contreras, un mundialista y campeón de Europa que, a sus 41 años, sigue ligado a la portería. Una pasión que llevó a fundar la Academia Koke Contreras en 2011, con la que organiza clinics para enseñar su experiencia a las nuevas generaciones. Un auténtico hombre de fútbol. Disfruten:




La primera pregunta es obligada, ¿qué sintió en ese minuto 93´el pasado martes?

Muchísima rabia. Como cualquier aficionado. Vivo en Málaga y me considero malaguista, así que lo viví al máximo. Es en este club donde desarrollé la mejor etapa deportiva de mi vida, por lo que me duele como al que más.

Usted que ha sido futbolista de élite, ¿qué cree que puede haber de cierto en las opiniones sobre que al Málaga no le han dejado continuar en Europa?

Lo primero, que hay que tener pruebas para acusar. ¿Que al Málaga le han puesto techo? Es un pensamiento lógico que se puede tener. Arbitrajes como el de Dortmund te hacen sospechar. Yo que he sido futbolista tengo el romanticismo de que gana el mejor, pero las altas esferas, desgraciadamente, están presentes en todos los sitios. Y a lo mejor tiene que ser así, pero no hasta el punto de manejar las ilusiones de una ciudad, un equipo y una afición que lo ha merecido en el campo.

Contreras formó parte de un Málaga totalmente diferente. ¿Qué recuerda de aquella época?

Recuerdos preciosos. Yo llegué al Málaga en la temporada 1999-2000, recién ascendido. Una antítesis del actual. Crecíamos los jugadores con el equipo. La manera de subsistir del club era vender a quien destacaba. Había pesimismo cuando se marchaban los mejores, claro, pero los que llegaban los superaban. Ahora llegan contrastados, en ese momento eramos jugadores en progresión que conseguimos hacernos un hueco en el Málaga y hacerle un hueco al Málaga. Fue la mejor etapa deportiva de mi vida.

Una etapa que tuvo su cénit con la victoria en la Intertoto y unos cuartos de final de la UEFA...

La primera vez que el Málaga estuvo en Europa. Como toda primera vez, fue fantástica. Vencer con el Málaga a equipazos como el AEK o el Leeds fue espectacular. El gran pero fue la directiva, que hizo una gestión nefasta. No se consiguió enganchar a la gente, había partidos con 10.000 espectadores en La Rosaleda...

Todo lo contrario que esta vez...

Exacto. Gente contenta, campo lleno y jugadores a gusto. Situación perfecta para el equipo. Sin embargo, en nuestra época, un tercio del campo y las taquillas que no sacaban el dinero que correspondía. Los directivos no eran gente de fútbol. Los capitanes hablamos con ellos, les hicimos ver nuestra situación. Necesitábamos La Rosaleda a reventar y no lo entendían. Una verdadera pena.

Concluido el sueño europeo, toca volver a la realidad. ¿Qué futuro cree que tiene este Málaga?

No sé mucho más que vosotros. Lo que sí tengo es contacto con algunos jugadores, y seguro que estarán pensando en el año que viene. De eso no hay duda. Son futbolistas contrastados y querrán estar en equipos importantes. Es lógico. Si en un club, como parece que está pasando aquí, no hay una estabilidad, se acabarán marchando. Veremos a ver qué pasa con la sanción de la UEFA y si el escándalo del Dortmund sirve, por lo menos, para conseguir algo. De todas formas, tengo entendido que todavía hay bastantes cosas por cumplir. Hay que analizarlo todo mucho más a fondo.

Pasemos a hablar más especialmente de usted, ¿cuál ha sido el momento más gratificante en su carrera?

Por suerte puedo presumir de varios. Me quedo con dos principalmente: laChampions con el Real Madrid y el Mundial de Korea y Japón. La séptima fue la bomba. Tras 28 años que no se ganaba la Copa de Europa, ver a todo el madridismo en la calle celebrando fue impresionante. La selección fue una experiencia única. Aunque no jugase, yo comprendí mi rol sin problemas y el hecho de vivir esa experiencia fue espectacular. Todo era diferente, muy lejos de casa y en un ambiente excepcional.

Un Mundial al que usted llegó de una forma un tanto rocambolesca...

Y tanto. En la primera lista no estaba. Justo una semana después, yo estaba preparado para irme a Ibiza de vacaciones. Cuando ya tenía los billetes me llamaron desde el Málaga. “Mañana tienes que estar en Montecastillo. A Cañizares se le ha caído un frasco de colonia en el pie y Camacho quieres que vayas tú”, me dijeron. Al principio, claro, me lo tomé a broma, pero fueron pasando los minutos y comencé a pensar: ¿Será verdad? Comencé a organizarme, a cancelar el viaje y, a partir de ahí, no paró de sonar el teléfono.

Sería un momento de locos...

Toda la prensa quería hablar conmigo y yo ni siquiera se lo había podido contar a mi familia. No dejaban de entrarme llamadas, hablé con un periodista, le dije que estaba en el aeropuerto y, a los 10 minutos, vi 15 cámaras apuntándome. Fue un espectáculo. Un momento precioso.

Y todo ello gracias a la extraña lesión de Cañizares...

Hay muchas teorías. Esa cosas desgraciadamente pasan. Hablar es gratis, el sensacionalismo vende mucho. Vi la herida del pie, y no tengo pruebas para afirmar lo contrario.

Ya pasado el Mundial, usted se hizo famoso por su búsqueda de Michael Ragoonath, el famoso linier del Korea-España. ¿Cómo surgió esa travesía?

Surgió de mi afición a la vela. Me quedé prendado de la vela cuando llegué a Málaga, leí mucho libros, conocí a gente que se dedica a ello y me enganchó desde el primer momento. Quería dar ese salto cuando dejara el fútbol y el viaje fue un poco excusa para darle forma a mi afición. Conseguí ver a este tipo, pero nunca fui a ofenderle. Era una lección de deportividad. Una aventura en la que mezclar mi pasión por la vela y mi historia futbolística. Salió bastante bien.

¿Cómo fue esa reunión?

Nos reunimos en la Embajada española de Trinidad y Tobago. Él, obviamente, no quería saber nada sobre España, por lo que, en un principio dijo que no, pero al final accedió gracias al embajador. Todo muy oficial, si no no hubiese habido consentimiento por su parte. En ningún momento reconoció el error, pero tampoco surgió porque eso él ya lo sabía. Él vendió que hubo cosas extrañas con el árbitro del partido, Al-Ghandour, pero todo en un tono muy diplomático. El embajador nos comunicó que de ninguna manera él debía sentirse ofendido, así que no pudimos preguntar todo lo que quisimos. Pero bueno, yo no tenía ganas de problemas y me quedé satisfecho con la reunión.

Ya para acabar, ¿se ve volviendo al Málaga en un futuro?

Ni sí ni no. Vivo en Málaga y me gusta ser entrenador de porteros. Ya estuve en el cargo durante la etapa de Fernando Sanz. Aquí en Málaga todos tienen mi teléfono, y si hay que hablar se habla. Si algún día volviera a llegar sería bonito, claro.

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