La fidelidad holandesa al 4-3-3

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La Eredivisie no es ni mucho menos la mejor liga de Europa. Está varios escalones por debajo de las grandes del continente, pero sigue manteniendo una serie de rasgos de identidad que la convierten en especial.

Salvo los equipos punteros como Ajax, PSV o el Twente, el resto de conjuntos saben que no tienen ninguna opción de destacar en el panorama europeo y eso les lleva a seguir a raja tabla su filosofía. Los equipos de la liga holandesa se caracterizan por dos aspectos muy marcados: su fidelidad por el sistema de juego 4-3-3 y su apuesta por la cantera.

En cuanto al sistema de juego, la causa hay que buscarla recurriendo a la historia. En la década de los 70 la ‘naranja mecánica’ se hizo mundialmente conocida por apostar por ese esquema táctica que permitía acumular muchos hombres en ataque y realizar un juego muy vistoso, que tendría luego su continuidad en la prolífica cantera del Ajax de Amsterdam.

Aquella selección marcó tanto a los suyos que heredó un sistema de juega que se impuso en el país y que todavía hoy perdura. La práctica totalidad de los equipos de la primera y segunda categoría del fútbol holandés hoy juegan con un 4-3-3 muy definido, con tres centrocampistas muy próximos en el centro del campo, dos extremos con mucha movilidad y un nueve que se descuelga para incomodar a los centrales.

La otra característica del fútbol holandés también llama muchísimo la atención. Si repasamos las alineaciones de cualquier partido local la media de edad de los 22 futbolistas suele situarse en torno a los 21 años, algo impensable en ligas como la italiana o la española. Los equipos suelen mimar hasta el extremo su cantera, al conocer sus limitaciones económicas y la imposibilidad de acometer fichajes millonarios para el primer equipo. La mayoría de los jugadores que llegan al equipo de reservas suele debutar con el absoluto y es muy común ver a equipos con 9 o 10 canteranos como titulares. Pero no solo eso, la mayoría de incorporaciones que realizan los clubes suelen ser de jugadores de equipos de la zona y también mayoritariamente muy jóvenes. Así no es de extrañar un caso como el de Richairo Zivkovic, jugador del Groningen, que ayer jugó su tercer partido con el primer equipo a la edad de 16 años. Los entrenadores no dudan en dar confianza a los jóvenes a pesar de su falta de madurez y eso hace de la liga holandesa un escaparate propicio para dar el salto a ligas más potentes.

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