Reinventándose hacia alguna parte


1.- El retorno de Pedro ya es definitivo. Intuido en la final de Copa, percibido en la Eurocopa, confirmado en esta pretemporada. Ha vuelto “el ventilador” (Laureano Ruiz copyright). El jugador que centrifuga, desarbolando defensas como el tornado que arranca árboles.
2.- Chispeante, energético, intenso. Pedro es un símbolo. Lo fue en los grandes momentos de este equipo y también en los apuros del curso pasado, cuando pagó con lesiones los inmensos esfuerzos de tres temporadas consecutivas a mil revoluciones. Ya vuelve a estar a mil, noticia feliz para Messi: su ventilador ha regresado. Ahora falta que regrese el propio Messi.
3.- La otra buena noticia es la fluidez de la asociación Alves-Xavi-Messi-Pedro en el costado derecho. Ellos cuatro se han bastado para inclinar el barco hacia estribor en el primer tiempo, cuando el Barça ha controlado balón y tiempo. Probablemente deberemos retroceder bastante en la memoria para recordar 45 minutos iniciales tan plácidos ante el Valencia, que acostumbraba a embestir como un toro contra el equipo de Guardiola.
4.- Posiblemente por el recuerdo de tantas noches corneado (más esa media hora cruel del Bernabéu), Tito ha ordenado frialdad y control: Xavi cerca de Yayá Song. En vez de la noria central, especie degiratutto que hemos visto en otros momentos de la pretemporada, un mediocentro sobre el que pivota todo (Song), otro que maneja los ritmos (Xavi) y dos mediapuntas (Cesc y Messi) con mucha vocación de acudir a los costados para desestabilizar al contrario.
5.- Extremos que hacen el fuera-dentro constantemente, hasta el punto de ser más interiores que externos, lo que desemboca en laterales llegando sin parar cerca de la cal. Así, el ataque posicional llega a dibujar un 2-1-1-4-2 con cinco líneas sucesivas, lo que permite escalar peldaños sin correr excesivos riesgos porque el Valencia está más ocupado en conservar su extraordinaria organización defensiva (¿la mejor del campeonato?) que de pensar en robar y correr hacia Valdés. De este modo, el riesgo de jugar en apenas medio campo se atempera.
6.- El Barça ha logrado lo que no consiguió en los dos últimos partidos: controlar el juego. ¿Significa que todo ha sido fácil? No, ha estado plagado de errores. Por ejemplo, Cesc ha elegido bien pero ha ejecutado mal. Alexis ha decidido bastante mal todas sus segundas acciones, aunque ha ejecutado maravillosamente dos regates soberbios. Por citar a los nombres señalados como nuevos sacos de todos los golpes.
7.- El Barça se está reinventando y ni siquiera sabemos si sabe adónde va. Tito posee un horizonte ideal hacia el que dirigir la nave, pero ni la hoja de ruta es irreversible ni los detalles están escritos. Una obra de arte como la anterior no se sustituye por otra así como así, aunque sean los mismos actores quienes la interpreten. Cada vez más radiografiado, el Barça se enfrenta a los rivales pero sobre todo a sí mismo para reconstruirse con los menores daños posibles e introduciendo tantas novedades como quepan en el equipaje.
8.- Segundo tiempo espeso, factura del Bernabéu. Menos balón, menos control y un rara avis: Barça en defensa organizada, modalidad inhabitual en el Camp Nou. ¿Por incapacidad para imponerse en campo enemigo o por decisión premeditada? Lo desconozco. Me inclino por la primera posibilidad, pero no descartaría la segunda ni que sea como reafirmación interna del colectivo, como diciendo “también sabemos defender cuando queremos”. Pero me inclino por la primera, como factura por una hora en el Bernabéu con diez.
y 9.- El aficionado está pendiente de los errores de Cesc y los enredos de Alexis, incluso de un Messi que recuerda más al gris de enero que al brillante de los 73 goles. Pero en las entrañas del barco se está produciendo un movimiento mucho más profundo e importante. El complejo movimiento de reconstruir la obra de arte. Probablemente, de menor orfebrería. Posiblemente, de mono azul grasiento más que smoking de lujo. Casi seguro, con altibajos.
martiperarnau.com

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