De Benalmádena al cielo




Isco, el goleador en el debut del Málaga en Champions.
Isco, el goleador en el debut del Málaga en Champions. Gregorio Torres
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CARMEN ROMERA En Arroyo de la Miel, Benalmádena, no hay una sola persona que no lo conozca ni un solo niño que no sueñe con seguir sus pasos y darse a conocer delante de toda Europa como lo hizo él la noche del martes. Francisco Alarcón Suárez, o Isco, como es conocido por todos, se ha convertido en la figura deportiva más importante de este municipio costasoleño y ayer todo el mundo hablaba de él.
La calle de las Flores le vio crecer y la plazoleta que había en ella, convertida hoy en una plaza embaldosada, fue testigo de sus primeros toques de balón. Siempre rodeado de su hermano Antonio Carlos y de sus amigos, comenzó jugando al fútbol en la calle, pegado a un balón «que hacía más bulto que él», tal y como cuentan los vecinos.
Procedente de una familia humilde, con un padre, Paco Alarcón, que trabaja en el mantenimiento del Puerto Deportivo de Benalmádena y una madre, Jenny Suárez, ama de casa, los que lo conocen lo describen como un chico noble, tímido, que sólo paraba de dar pataditas al balón por la calle cuando debía cruzar un semáforo.
Siendo conscientes del potencial que ya tenía de pequeño con el balón, sus padres lo inscribieron en la Escuela de Fútbol del Patronato Deportivo Municipal, dirigida por Juan Bañasco, José Antonio Vera y por el exjugador del Real Madrid y el CD Málaga Francisco Pineda. Con 8 años, formó parte del Atlético Benamiel, donde directamente ascendió a benjamín un año antes de lo que le correspondía. Ahí comenzó a perfeccionar su juego antes de llevárselo el Valencia CF (en edad cadete, 14 años), donde llegó a debutar con el primer equipo en Champions hace dos años.
Uno más del barrio. Isco no ha perdido el contacto con la gente que siempre le ha rodeado y, aunque se ha trasladado con su familia a un chalet en Santángelo, siempre se deja ver por el centro de Arroyo. Además, según el presidente del Atlético Benamiel, Sebastián Marín, siempre que puede va a ver los partidos de este equipo que le vio crecer, como hizo el pasado domingo frente al Alhaurino (1-3). También en el colegio donde estudio Primaria entre 1998 y 2004, La Leala, están pendientes de contar con su presencia en breve, ya que lo han solicitado muchos alumnos.
La foto de su orla, colgada en un pasillo, es un reclamo para aquellos nuevos estudiantes que se matriculan en él. Según Domingo González, quien fue su tutor y profesor de Educación Física, «era un alumno de sobresaliente, con un comportamiento ejemplar, deportista nato y con ese punto de picardía que hace que un niño sea simpático».
Lo único que lamentan en este centro es que no pudiera jugar en el equipo del colegio por estar federado, pero reconocen que «era bueno con cualquier deporte que practicara». «En el viaje de fin de curso fuimos a esquiar a Los Pirineos. Y él, sin saber, a los tres días ya estaba esquiando incluso en las pistas de mayor dificultad», recuerda Domingo.

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