“Cuando hablamos de intensidad, hablamos de intensidad de concentración, porque jugar es fundamentalmente pensar y pensar exige concentración. Y si hablamos de un juego de calidad, hablamos de pensar teniendo en cuenta un referente colectivo -determinados principios de juego- y eso exige aún más concentración. No es por eso de extrañar que la fatiga táctica (cognitiva) surja antes que la fatiga física.” (Rui Faria, preparador físico del Real Madrid).
Hace unos días, durante el post-partido de Champions League entre FC Barcelona y Chelsea, Juanma Lillo utilizó la expresión “fatiga cognitiva” para tratar de explicar qué le había ocurrido al conjunto culé en la eliminatoria ante el cuadro británico. Rápidamente, a través de las redes sociales, se agitó el debate sobre dicho concepto. Al margen de las opiniones más ignorantes, algunas de ellas escritas con muy mala intención, pude comprobar que existía un gran desconocimiento sobre el término usado por el entrenador donostiarra.
Para los que no vieron la tertulia organizada por TVE y desconocen lo expuesto por Lillo, decir que Lillo negó que la derrota se debiera al cansancio y, en todo caso, dijo que cabía atribuirla a la fatiga cognitiva. El término fatiga cognitiva es usado desde hace tiempo en el ámbito de la ciencia y, en particular, en el terreno de la psicología cognitiva, la laboral y en el ámbito del aprendizaje.
CARGA COGNITIVA
Para entender el concepto de Fatiga Cognitiva, primero debemos entender el concepto de Carga Cognitiva. La carga cognitiva viene marcada por diversas ideas:
- Complejidad o dificultad de la tarea. Cuando el jugador, ser humano, se enfrenta a tareas de mucha dificultad o complejidad (interacción de muchos elementos a la vez). En este tipo de situaciones, el sujeto se enfrenta a una mayor demanda de recursos cognitivos.
- Enfrentarse a situaciones de demanda emocional o de estrés alto. Situaciones desconocidas, de enorme importancia, donde el sujeto enfrenta sus conocimientos (o hábitos) a situaciones de enorme complejidad. En el caso que nos ocupa, un partido de fútbol de enorme transcendencia como el que el cuadro culé disputaba. También podemos entender dicha idea pensando en los casos de familiares de personas que se enfrentan a una enfermedad larga y dura.
Los equipos de fútbol de alto rendimiento tienen en cuenta el concepto de carga cognitiva, así como tienen en cuenta la carga condicional. El objetivo es que la aparición de la fatiga, sea de tipo mental/cognitivo o condicional, se retrase o, si se puede, no aparezca.
Los cuerpos técnicos controlan los niveles de carga cognitiva de la siguiente manera:
- Cuantificación de la carga cognitiva de las diferentes tareas. Cuando las tareas son más especificas, es decir contienen más elementos del modelo de juego, existe más complejidad, la tarea tiene una exigencia mayor.
- Desconocimiento de la tarea. Cuando el jugador se enfrenta a conceptos de juego muy complejos o desconocidos, se produce un mayor desgaste cognitivo. Como afirma José Mourinho: “La concentración de los jugadores puede y debe ser entrenada. ¿Cómo? Creando ejercicios que exijan esa concentración. Ejercicios en los que los jugadores se vean obligados a pensar, a comunicarse entre sí; ejercicios de complejidad creciente que les obliguen a una concentración permanente. Por eso, los ejercicios no pueden ser demasiado fáciles y cuando los jugadores ya consiguen resolver los problemas que les plantean, tengo que buscar otros nuevos”.
- Los días posteriores o anteriores a la competición no se usan tareas muy complejas o nuevas, evitando así que el jugador llegue cansado emocionalmente o cognitivamente a la competición.
- Los días de uso de tareas de mayor exigencia cognitiva son los más alejados a la competición. Como afirma José Mourinho: “Es importante, a medida que nos aproximamos al día del partido, que el entrenamiento vaya disminuyendo en términos de densidad en lo que se dice, por ejemplo, a las exigencias de concentración. La fatiga del sistema nervioso central es decisiva y, cuanto más nos aproximamos a la competición, menos debemos buscar ejercicios exigentes a ese nivel”.
- Diversos estudios nos avisan de que, cognitivamente, los jugadores no están recuperados hasta después de tres días de disputar la competición. En este mismo sentido se expresa de nuevo Mourinho: “Cuando la semana tiene un solo partido doy descanso al día siguiente del partido. Yo sé que desde el punto de vista fisiológico se dice que no es lo más correcto, pero sí lo es desde un punto de vista mental. (…) Es mejor para el “cuerpo” pero peor para la cabeza. ¡Y tenemos que ver esta cuestión desde un punto de vista global!”.
- Los jugadores poco acostumbrados a entrenar en especificidad o al estrés alto que genera la alta competición pueden verse afectados por esta fatiga de tipo cognitivo e, incluso, sufrir lesiones de tipo muscular.
EJEMPLO DE LA CUANTIFICACIÓN DE LA CARGA COGNITIVA DE LAS SITUACIONES DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE EN FUTBOL
“Una de las cosas que hace el entrenamiento sea más intenso -cuando se habla de intensidad, se habla normalmente de desgaste energético- es la concentración decisional exigida. Por ejemplo, correr por correr implica un desgaste energético natural, pero la complejidad del ejercicio es nula y, como tal, el desgaste a nivel emocional tiende a ser nulo también. Las situaciones complejas, en las que se basa el crecimiento de la organización de juego, exigen a los jugadores requisitos tácticos, técnicos, psicológicos y físicos. Es eso lo que aumenta la complejidad del ejercicio y conduce a una concentración mayor”. (Oliveira, Resende, Amieiro y Barreto: “Mourinho ¿Por qué tantas victorias?” 2007).


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