Se llama fractura por estrés a la lesión ósea causada por el sobreuso, pero no es ese el camino que quiero tomar. Aquí y ahora llamaremos fractura por estrés a la quiebra anímica que provocan las situaciones de máxima tensión. Igual que los equipos se pasan de forma, los grupos pueden fundirse por exceso de motivación. Esa impresión da el Madrid. La de un equipo empachado de Mourinho. Tanto ha enviado a sus futbolistas a la guerra que los jugadores sufren el estrés del soldado, el colosal bloqueo que produce la combinación de ansiedad y depresión.
Los equipos que desean liberarse de sus entrenadores juegan como lo hizo ayer el Madrid. No creo que hubiera un plan consciente para forzar tal cosa. Apuesto a que la mayoría de los futbolistas siguen creyendo en su entrenador, aunque no sé si ciegamente, los ojos empiezan a abrirse. Sin embargo, el subconsciente es caprichoso y subversivo. Y ayer hubo una reacción subconsciente y colectiva, casi una huelga de brazos caídos, ante un hecho que ahora sólo podemos adivinar. Tal vez fuera la respuesta a las purgas de Mourinho, o a su favoritismo hacia el clan. O quizá ocurra que los primeros que se han quedado sordos después de tanto ruido han sido los futbolistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario