La aventura ucraniana de Juande y Muñiz

Marca Fútbol, fútbol y fútbol. Ése es, básicamente, el menú diario de Juande Ramos y Juan Ramón Muñiz en el Dnipro ucraniano. En Dnipropetrovsk, que es la ciudad donde juega el equipo por el que han fichado, no hay mucho más que hacer, por lo menos para dos técnicos españoles a los que les faltan horas para intentar llevar al Dnipro a lo más alto. De momento son cuartos y saben que romper la hegemonía Shaktar-Dynamo llevará tiempo, pero van a intentar volver del parón invernal con su equipo a tope. Por eso se lo han traído a España (La Oliva, Banahavís, Campoamor), buscando sol y buenas instalaciones. Aquí viven días muy fructíferos, pero saben que el 5 de marzo todo deberá estar a punto para reanudar la Liga ucraniana y su vida en el Este de Europa. "Allí, desde las nueve y media, que es cuando llegas a la ciudad deportiva, estás pensando en fútbol. Eso hasta la siete. Y luego también. Sigues jugadores y equipos. Al no estar la familia, trabajas todo el día. Así no tienes morriña", revela Muñiz. Y añade: "El club también nos facilita la casa, y la ciudad deportiva tiene un hotel dentro, donde tenemos nuestra habitación propia con todos los detalles, como internet, DVD y canales de televisión de todas las Ligas, aunque en ucraniano. A veces nos quedamos a dormir. Los jugadores pueden comer y desayunar allí. Es libre". Pero para cumplir su sueño necesitan un ayudante indispensable: el traductor. "Está todo el día con nosotros. Es el enlace, aunque algún jugador habla inglés. Necesitamos que transmita la idea. A veces viene con nosotros fuera del club", afirma el asturiano. Porque el ucraniano, de momento... "Sabemos palabras normales del día a día, como gracias, buenos días, adiós y poco más. Muy complicado. Y encima, utilizan el alfabeto cirílico". La Liga ucraniana se llama a sí misma Premier, como la inglesa. "Y se parece más en el juego a Inglaterra a España. El nivel es bueno. Una competición físicamente potente, equipos duros. Varía la situación táctica, no tiene mucha comparación. Hay equipos poderosos a balón parado y en el trabajo físico. Hay muchos ataques y presión, recorridos amplios", dice Muñiz. Es un país grande, y hay que viajar hasta Sebastopol. Pero todos los clubes van en vuelo chárter, algo de lo que presumen pocos en España. "Son viajes algo largos, de unas dos horas en avión, pero el chárter ayuda mucho. La afición responde, es apasionada, viaja incluso con su equipo. Solemos tener 20.000 espectadores y se llena ante el Shaktar". Por cierto, ¿por qué se embarca un entrenador de éxito como Muñiz (ascendió y salvó al Málaga, además de hacer una muy digna campaña con el Racing) de segundo técnico en un proyecto? "Es un placer volver a trabajar con Juande. Es un proyecto importante, nos puede permitir competir en Europa. Un equipo que puede crecer porque tiene medios. Me gusta trabajar y aprender. Hay gente que hace cursos y master, yo esto me lo tomo así. Trabajo con un gran entrenador y un amigo".

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