-¿Ser portero en aquella época era más duro que ahora?-No, igual. El portero es el especialista del equipo. El tener que jugarse a veces la cabeza pues parece que seas de otras latitudes. Aunque realmente el portero siempre ha estado muy bien protegido de las faltas.
-Pero usted cuenta que Schiaffino en el Mundial del 50 le lesionó. Le dio una patada.-Sí, si. Pero fue culpa mía porque Schiaffino tenía ventaja, yo me atreví a interceptar el balón de forma retrasada y me dio un golpe muy fuerte.
-¿Usted cree que es el puesto que menos ha cambiado?-No, sí ha cambiado. Sobre todo el balón que es muy comprometido, porque ahora se mueve con una ligereza que antes no tenía. Los materiales plastificados hacen que el balón tenga menos resistencia. El peso es el mismo que hace cincuenta años. Pero al estar plastificado hace que vaya un poco alocado, y que el portero en vez de cogerlo meta los puños porque hace un extraño. Esto es lo que muchas veces le impide al portero blocar el balón.
-¿Y que le hizo decantarse por esa posición?- Cuando salíamos del colegio hacíamos dos equipos. Y no éramos once contra once pero sí seis contra seis y alguno tenía que jugar de portero. Este era yo, porque no me gustaba correr mucho y estaba un poco gordo.
-Pero usted era muy corpulento, muy atlético.-Un metro ochenta y uno.
-Se suele decir que los porteros grandes, los porteros altos, no son ágiles y aquí (foto de cabecera) le veo que vuela.-Esa fotografía es muy bonita…
-Era muy ágil.-Está tomada en Suiza-, la mira con nostalgia.
-¿Es cierta aquella anécdota que dice que usted paró un chute con el pecho, saltando en horizontal y casi a la altura del larguero y fue entonces cuando le pusieron el sobrenombre de El gato con alas?-Bueno eso fue una jugada del partido contra Chile (Mundial de Brasil 50) y Matías Prats quiso ensalzar mi actuación con un mote muy simpático. Entonces en Barcelona había un escaparate donde había un gato volante con los omóplatos un poco pronunciados y decían que eran alas. Y a Matías Prats no se le ocurrió otra cosa que decir “Ha volado como un gato con alas”.
-¿Puede ser que antes hubiera más técnica?-Técnica siempre ha habido. Lo que pasa es que ahora hay más jugadores que tienen una técnica superior. Entonces no había tantos jugadores que destacaran. Yo me acuerdo cuando empezábamos a jugar en las peñas de las calles de Gracia, a los defensas les decíamos: “Tú, si no lo ves claro, patadón fuerte. Cuanto más lejos mejor”
-Gente como Kubala o Di Stefano, a parte de futbolistas con mucha clase ¿Eran también superdotados físicos?-Sí, sí, eran jugadores que físicamente estaban bien dotados. Todos hacíamos los mismos entrenamientos pero había quien lo asimilaba mejor.
-Usted llegó a jugar con el dedo roto.-Sí, sí. En Coruña. Llegamos el Sábado a entrenar y en un chut me rompí el dedo. Entrenaba sin guantes. Y el Mur padre me dice “Te pongo esparadrapo uniéndote los dedos y ya podrás. ¿Te duele?” “Sí, un poco”. Y al día siguiente salía a jugar.
-¿Jugó bien?-Paré un penalti.
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