La temporada pasada en el Granada la disputa por el puesto
de portero titular y el “run run” constante de la grada era si poner a Roberto,
actualmente en el equipo rojiblanco, o poner a Toño, actual portero del Elche
C.F. En un principio era el primero el encargado de guardar la puerta granadinista
pero el buen nivel del segundo y los tiempos de recuperación del primero de su
operación de hernia discal generaron dudas entre el respetable que, por
corazón, querían a Roberto; por lo demostrado día a día, preferían a Toño.
Acabaron jugando los dos, quizás por el buen hacer mostrado por ambos. Finalmente
se hizo con el puesto Roberto; si bien es cierto que en las últimas jornadas
Toño no parecía estar a su mejor nivel, sin quitar un ápice de mérito al
primero.
En el Real Madrid todo era distinto en general, aunque todo
“se desencadenó” con una lesión en particular, la de Íker en Valencia. El resto
de la historia…catalogarla de barroca es poco. ¿Mou tenía razón?, “¿Mano negra
en Chamartín?”, ¿La tendrá Ancelotti?...
Quizás la pregunta sea otra mucho más sencilla y genérica
en su más amplio espectro…
Tanto en el equipo nazarí como en el madrileño las cosas
que parecían claras se fueron enturbiando. Lo cierto es que en la dirección
técnica esto se convierte en un problema hagas lo que hagas. Poner al
aparentemente mejor es lo “fácil”, mantener la competencia es lo muy difícil; pese
a los típicos tópicos del fútbol (igual soy un utópico): ¿por qué el puesto del
portero ha de ser tan “intocable”? Reconozco que es un puesto muy especial pero
con un criterio de elección lógico y acorde al modelo de juego, al que se presupone
que ambos porteros responderán con similares garantías según marca nuestra
filosofía de equipo y club (o así debería de ser), ¿por qué este estigma y este
paradigma basado en “es que siempre ha sido así”?, ¿quién inventó está norma
que todos seguimos y tan pocos técnicos quieren pero no se atreven a incumplir?,
¿Por qué es del género barroco que los porteros roten?
El debate está servido, no sé si Roberto o Karnezis por el
Granada, si Casillas o Diego López por el Madrid, lo que sí he aprendido con
los años es que los tópicos deberían ser la base del cambio y del progreso y no
el motor de la involución y el estancamiento. Creo en la profesionalidad de los
porteros como en la de cada uno de los millones de futbolistas que hay en la
tierra, decir que van a jugar los dos y que van a ser rotables, dependiendo de
las características de cada partido y siempre
que muestren su mejor nivel, tal y como el resto de sus compañeros, no debería
ser tildado con expresiones tales como: “si saben que van a jugar los dos se
relajarán y no competirán igual entre ellos”. Si estás cosas ocurren, al igual
es porque todos hemos seguido alimentando el tópico con el que nacen y se
educan a los millones de porteros desde que son pequeñitos.
Desde mi punto de vista reflexionar sobre este histórico tópico
no debería ser visto bajo el caleidoscopio de la “locura”; sino desde el prisma
de la procura. Y que el contexto ponga a
cada uno en su puesto.
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